Según se desprende de los resultados de un estudio realizado por la Fundación Alzheimer España y el Departamento de Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid sobre el estado emocional y físico de los cuidadores tras el fallecimiento de su allegado, el 88% de los cuidadores de los enfermos con alzheimer son mujeres, hijas o cónyuges del mismo, y su dedicación les influye en tal medida que hasta uno de cada tres (30%) toma psicofármacos incluso después de la muerte del enfermo.
El 35% de los cuidadores presenta al fallecer el paciente algún episodio de depresión (frente al 55% de los cuidadores en activo), mientras que el 33% tiene algún problema de ansiedad (frente al 42% de los cuidadores en activo).
Esto les lleva a muchos de ellos a mantener el consumo de psicofármacos, sobre todo ansiolíticos, que estaban tomando cuando estaban al cuidado de estos enfermos. El 50% de los cuidadores toma algún tipo de psicofármacos y, cuando dejan de serlo, hasta uno de cada tres (30%) los sigue manteniendo, según se desprende de este estudio.
Existen cursillos y terapias de grupo que pueden ayudar a los ex cuidadores y también a afrontar la muerte del enfermo al que han dedicado los últimos años. Lo más importante es que el cuidador, una vez que el enfermo fallece, vaya poco a poco intentando recuperar "su vida" y retome las actividades que dejó por cuidar al enfermo.