Con motivo del Día Internacional de las Familias, que se celebra el 15 de mayo, la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE), patronal de los cuidados a personas mayores, manifiesta que, aunque las personas mayores vivan y sean atendidas en una residencia, el apoyo emocional de las familias es fundamental para su bienestar. Además, la entidad subraya la importancia de contar con una comunicación fluida entre el entorno y el centro "para favorecer la integración de todas las partes".
En muchas ocasiones, la decisión de mayores y familiares de ser cuidados de una forma más especializada e intensa de lo que puede hacerse en el propio domicilio o en el entorno familiar conlleva una adaptación a la nueva situación. Esa adaptación puede ser dura en algunos momentos, generando dificultades entre las diferentes partes: residentes, familiares y el centro. "En ese punto, la familia tiene un papel clave como soporte afectivo y cooperador en los cuidados e integración en la residencia", afirman desde AESTE.
Cabe tener en cuenta que existen dos momentos de gran importancia, tanto para la persona mayor como para su familia: el periodo antes del ingreso y una vez que la persona ya ha comenzado su vida en el centro. En los días previos, "la familia recibe una orientación para saber cómo apoyar la adaptación de la persona mayor que ingresa en el centro dándole algunos consejos, como la importancia de mantener hábitos que conserven los vínculos y conexión con su familia y amigos".
Tras la incorporación del mayor, las residencias tratan de intensificar la participación de las familias en el plan de vida y de cuidados de la persona en situación de dependencia y lograr su integración en el centro. Para la entidad, "establecer un sistema de comunicación que garantice un seguimiento continuado y designar profesionales de referencia en el equipo de atención directa a su familiar es esencial".
Relación entre familia y profesionales
Una de las claves del cuidado de las personas mayores en la residencia es la buena relación entre familiares y profesionales ya que "afianzar la confianza de la familia en los profesionales del centro, reduce su inseguridad y temores sobre cómo es atendida la persona".
Por último, desde la asociación quieren dejar patente que las familias no deben dejar de desempeñar su papel de cuidadoras, sino que complementan los cuidados profesionales y especializados que se proporcionan desde el centro.