Con motivo de la celebración del Día Mundial del Parkinson, el CGCFE quiere destacar la importancia de la intervención de los profesionales de la Fisioterapia en el tratamiento integral de esta enfermedad neurodegenerativa, que afecta especialmente a la función motora de los pacientes.
El ejercicio terapéutico y las diversas terapias aplicadas por profesionales especializados contribuyen de forma decisiva al mantenimiento de las capacidades físicas del paciente con Parkinson, facilitando la continuidad y mejora en las actividades de la vida diaria, y así intentar conseguir una calidad de vida lo más normalizada y óptima posible, tanto de las personas afectadas, como de su entorno familiar.
El CGCFE quiere unirse al mensaje de la Federación Española de Párkinson "Conocerlo es el primer paso para combatirlo", puesto que, según sus previsiones, en 2040 el Párkinson podría ser la enfermedad grave más común. La Federación propone un pacto para prevenir cuidar y tratar la enfermedad a través de la comprensión de sus causas fundamentales, ya sean ambientales, genéticas o biológicas.
Según la Federación, centrar la atención del paciente en el día a día, dando continuidad a sus actividades habituales y comenzar a recibir fisioterapia como base de una recuperación funcional lo más integral y pronta posible, como instrumento transversal para mantener una adecuada y aceptable calidad de vida. La intervención del profesional de la Fisioterapia en los estadios más tempranos de la enfermedad es, por tanto, un factor clave para intentar paliar y minimizar, en la medida de lo posible, las complicaciones que aparecen en fases más avanzados de esta enfermedad.
Por otro lado, el fisioterapeuta, como profesional sanitario, puede ofrecer al paciente y a sus familiares pautas y herramientas para afrontar con ciertas garantías los síntomas del Parkinson que afectan al sistema musculoesquelético, y por extensión al movimiento. Y el fisioterapeuta como único profesional cualificado en la práctica del ejercicio terapéutico, desarrollará un protocolo de tratamiento adaptado a la capacidad física y grado de tolerancia al ejercicio del paciente afectado de Parkinson.