Según un estudio publicado en el Journal of Alzheimer's Disease, el consumo diario y moderado de café con cafeína a partir de los 30 años es un hábito óptimo para reducir el riesgo de padecer alzheimer o retrasar de manera importante su inicio.
El estudio demuestra que los efectos sinérgicos de la cafeína con otro componente del café aún sin identificar mejora los niveles en sangre de GCSF (factor de crecimiento de granulocitos), una sustancia clave en la lucha contra el proceso de degeneración que provoca la enfermedad. Estos hallazgos se vienen a sumar a las evidencias científicas previas en torno al papel protector del café frente a la neurodegeneración.
El consumo de café con cafeína a largo plazo puede proteger frente a las enfermedades que implican una pérdida de memoria. Este efecto protector no se ha observado con el consumo de otras bebidas con cafeína o con el café descafeinado por lo que los investigadores han concluido que el café es la mejor fuente de cafeína para contrarrestar el declive cognitivo provocado por el alzheimer.
Pero además de cafeína, el café contiene muchos otros componentes con potenciales efectos beneficiosos a nivel cognitivo. Dado que el alzheimer comienza a desarrollarse décadas antes de que se manifieste y pueda ser diagnosticado, cualquier terapia preventiva debe iniciarse en edades tempranas. No obstante los investigadores recuerdan que incluso iniciando el consumo de café en edades más tardías podrían obtenerse beneficios.