Que los niños hagan deporte es una de las mejores alternativas de ocio que se les puede ofrecer, pero para evitar que sufran lesiones es necesario tener en cuenta una serie de consideraciones. El Dr. Rafael Arriaza, especialista en Traumatología Deportiva del Hospital HM Modelo y director del Instituto Médico Arriaza y Asociados da las pautas para que los niños practiquen deporte de forma segura.
Al estar todavía en crecimiento, los niños presentan algunas lesiones específicas diferentes a los adultos. Por ejemplo, el cartílago de crecimiento puede sufrir fracturas que afecten al desarrollo del hueso, provocando acortamientos o angulaciones indeseadas. Esas zonas de crecimiento también pueden sufrir lesiones por microtraumatismo o por sobrecarga, pero la lesión más típica es el dolor de la cara anterior de la parte alta de la tibia, cerca de la rodilla, que se llama enfermedad de Osgood-Schlatter.
Asimismo, el Dr. Arriaza constata que cada vez es más frecuente la aparición en niños de lesiones en los ligamentos de la rodilla similares a las que se ven en adultos, y que hacen que tengan que ser operados a edades tempranas para devolverles la estabilidad a las rodillas.
Factores de riesgo
Uno de los grandes factores de riesgo es la tendencia a pensar que los niños son adultos en pequeño y no respetar su biología. Los niños pueden estar todo el día en actividad, pero su cuerpo tolera mal el hecho de hacer los mismos gestos todo el tiempo. Esto es lo que provoca, según el Dr. Arriaza, la mayor parte de las lesiones crónicas a estas edades. Lo ideal es que los niños aprendan inicialmente las habilidades básicas, como correr o saltar, para que después, poco a poco, se puedan ir centrando en algún deporte, pero sin abandonar las otras actividades al menos hasta los 14-15 años.
Muchas veces, los padres y los entrenadores intentan que los niños se especialicen precozmente en un deporte concreto, pero los estudios científicos y las estadísticas demuestran que eso no hace que vayan a ser más exitosos en el futuro y, de hecho, parece que aumenta el riesgo de que abandonen el deporte.
Otro factor de riesgo es la tendencia a imitar a los mayores en el equipamiento. Un ejemplo típico son las botas de fútbol: los tacos alargados y profundos que usan los profesionales en las botas les permiten girar y frenar con más rapidez, pero a cambio aumentan el riesgo de lesión de rodilla; en general, los adultos tienen más fuerza en la musculatura estabilizadora y compensan esta situación, pero los niños aún no tienen fuerza suficiente y el riesgo no compensa el beneficio, por lo que para jugar en superficies como la hierba artificial, deben usar botas de multitaco corto, aunque no sean las que emplean sus ídolos y promocionan las marcas.
Cómo prevenir lesiones
A la hora de practicar un deporte con regularidad es importante poner a los niños en manos de entrenadores capacitados y que conozcan las medidas preventivas que se pueden utilizar. Un programa de calentamiento adecuado puede reducir hasta en un 60% los riesgos de lesiones de rodilla y de tobillo en niños. Y es muy importante que los padres eviten presionar a los niños y a sus entrenadores.
La prevención es básica: muchos problemas y secuelas que se acarrean a lo largo de la vida se podrían haber evitado con una prevención adecuada. Hay que aprovechar esta edad para impregnar a los niños del espíritu adecuado y de favorecer una verdadera "educación física" que deje en ellos los hábitos del calentamiento correcto, de escuchar a su cuerpo para evitar sobrecargas, de mantener la forma muscular a lo largo de la vida, etc.
Actividades en la nieve
Es necesario hacer hincapié en los riesgos derivados de la práctica de deportes específicos de invierno, como es el caso del esquí, el snowboard o el patinaje sobre hielo. "En estos deportes -señala el Dr. Arriaza- lo habitual son las lesiones traumáticas. A veces, los accidentes son inevitables, pero otras veces las lesiones se producen por no utilizar el equipo adecuado o no estar habituados a este nivel de actividad".
El hecho de que los niños vayan creciendo y modificando su talla tan rápido y que la temporada de nieve sea corta hace que muchas veces el equipo se les compre grande, para que dure al menos dos temporadas. "Es mejor alquilar el equipo o utilizar el amplio mercado de compra-venta de este material que hay en casi todas las ciudades donde se practican estos deportes, en el que es fácil adquirir equipos en perfecto estado para renovarlo cada temporada", recomienda el doctor. El otro problema es que muchas veces toda la actividad de esquí o de snowboard se concentra en una semana, con muchas horas de actividad cada día y mucha fatiga acumulada, que sumada a la lógica falta de percepción del peligro y las limitaciones propias de estas edades, hace que los días centrales de la semana sean de mayor riesgo de lesiones. En estos casos, deben ser los padres o los responsables del viaje los que tengan que poner límites e insistir también en un adecuado descanso nocturno.
Como en muchos deportes, la formación es básica, y muchas lesiones se previenen simplemente recibiendo clases, aprendiendo con buenos monitores antes de intentar lanzarse a pistas o piruetas cada vez más difíciles.