Desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), quieren advertir de que existen ciertas prácticas deportivas que pueden causar anomalías en el crecimiento y desarrollo de los niños si no se practican bajo el control correspondiente por parte de profesionales. Algunos de estos deportes son, por ejemplo, fútbol, baloncesto o danza que, debido a los esfuerzos que su práctica implica para el cuerpo, pueden provocar que sus pies se vean afectados y, en consecuencia, también otras partes del cuerpo como tobillos, rodillas, cadera o espalda.
La práctica de estos deportes implica ciertas posturas, movimientos o impactos frecuentes en los pies que hacen que determinados músculos, tendones, huesos o articulaciones se fuercen en exceso, provocando así ciertos problemas y anomalías que, normalmente, suelen desarrollarse a largo plazo. Ya sea por impactos externos, como el del balón en la puntera y parte interior de los pies en el caso del futbol, o impactos de la propia realización del ejercicio, como los provocados por el propio suelo cuando se corre o se salta, los pies están expuestos a un esfuerzo constante determinado por la realización de movimientos que no son naturales.
Otro riesgo añadido es el aumento de la posibilidad de aparición de lesiones, como esguinces, rozaduras, hematomas subungueales, irritaciones u otras anomalías, como fascitis plantar. Por ello, para realizar las prácticas deportivas disminuyendo el peligro al mínimo, es necesario que los niños asistan a la consulta del profesional de la Podología. En primera estancia, una vez que esté establecido el patrón de marcha, a partir de las 4-5 años y, después, con visitas anuales de forma periódica.
De este modo, podrán realizarles una exploración y un diagnóstico personalizado. Esto, por un lado, nos permitirá asegurarnos de que todo esté correctamente y, por otro lado, en el caso de que no fuese así, nos permitirá abordar cualquier anomalía con mayor margen de tiempo. Normalmente, la mayoría de patologías o problemas pueden resolverse si se diagnostican y tratan a tiempo, por ejemplo, mediante el uso de plantillas podológicas, que evitarán posibles daños más graves a posterior.
Además de un diagnóstico personalizado, nos ofrecerán un asesoramiento individual qué nos permitirá saber qué calzado será el más idóneo para cada caso, en función de las actividades que se realicen, o los cuidados más oportunos, entre otras cuestiones, que nos ayudarán a que los niños realicen deporte de la forma más sana y segura posible para su salud.