El ictus es uno de los principales problemas de salud a los que se enfrenta la sociedad en la actualidad por su gran prevalencia e incidencia. De hecho, Juan José Zarranz, catedrático emérito del departamento de Neurociencias de la Universidad del País Vasco y presidente de la sección de Neurología de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB), ha explicado que "el ictus cerebral es el proceso médico que más estancias hospitalarias, invalidez y mortalidad causa". Además, la incidencia de esta enfermedad aumenta cada año y se estima que para 2035 el número total de accidentes cerebrovasculares se incremente un 35% en Europa.
La ACMB ha reunido a varios especialistas en una jornada que ha ahondado en las características y particularidades de esta patología. Así, esta cita, que ha sido organizada e impulsada por las secciones de Neurología y Geriatría de la Academia, ha contado con la participación de Covadonga Fernández-Maiztegi, neuróloga en el Hospital Universitario Cruces (HU Cruces), Alain Luna, neurólogo en la Unidad de Ictus del Servicio de Neurología del HU Cruces, Alejandro Carrasco, jefe de la sección de Neurocirugía del HU Cruces, Pedro Tejada, médico rehabilitador en la Unidad de Daño Cerebral del Hospital de Górliz, Naiara Fernández, directora asistencial de IMQ Igurco y presidenta de la sección de Neurología de la ACMB y el ya mencionado Juan José Zarranz.
Impacto de la enfermedad
El ictus es la primera causa de discapacidad adquirida en la población adulta y la segunda de deterioro cognitivo tras la enfermedad de Alzheimer. "Este accidente cerebrovascular genera una amplia y variable combinación de problemas físicos, cognitivos, emocionales, conductuales y dificultades funcionales que conllevan una reducción en el grado de participación, integración y calidad de vida de las personas afectadas y su entorno más cercano", ha explicado Tejada. En la actualidad, gracias al avance en los tratamientos y la atención sanitaria, más personas sobreviven a los accidentes cerebrovasculares y, tal y como ha explicado el médico rehabilitador. Los últimos estudios muestran que más del 30% de los supervivientes de este tipo de accidentes presentan en mayor o menor medida algún grado de discapacidad y precisan de un tratamiento rehabilitador.
"La neurorrehabilitación tiene como objetivo fundamental minimizar la morbilidad (cantidad de personas que enferman en un lugar y periodo determinado respecto al total de la población) de las personas con ictus permitiéndoles alcanzar y mantener el mayor grado de funcionamiento físico, sensorial, intelectual, psicológico y social posible", ha explicado Tejada, quien, además, ha añadido que "un tratamiento individualizado, protocolizado y con objetivos claros para cada paciente suele asociarse con una menor mortalidad y mejora en la capacidad funcional".
Por último, el especialista ha advertido de la importancia de que "tanto el paciente como sus cuidadores o familiares sean una parte proactiva del proceso de recuperación y desarrollen una integración activa en sus tratamientos".
Avances en el tratamiento
Ahora bien, frente a estos datos impactantes, los especialistas han explicado que el ictus se puede prevenir modificando los factores de riesgo vascular como el tabaquismo, el sedentarismo y la obesidad. Alain Luna también ha destacado que "los avances realizados en los últimos años en el tratamiento del ictus como las terapias intravenosas o la trombectomía mecánica han mejorado el pronóstico de los pacientes con ictus agudo al disminuir drásticamente las secuelas y la mortalidad durante las primeras semanas".
Además, el neurólogo ha indicado que, de cara a los próximos años, "se espera que los avances científicos revolucionen el tratamiento de una enfermedad tan grave y prevalente como el ictus. Gracias a la ciencia y la concienciación de la población sobre el cuidado de la salud cada vez se podrá mejorar la vida de más gente".
Las cuatro áreas de atención médico-sanitaria
"La atención médico-sanitaria del ictus se debe escalonar en cuatro grandes áreas. La prevención primaria de los factores predisponentes como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, etc. El diagnóstico y tratamiento urgente del ictus agudo mediante equipos multidisciplinares y unidades especializadas en guardia permanente. La prevención secundaria para evitar recurrencias con, por ejemplo, el uso adecuado de la anticoagulación, la cirugía cardiovascular, etc. Y, por último, la rehabilitación de los pacientes que hayan quedado con secuelas", ha explicado Juan José Zarranz.
Además, el Dr. Zarranz ha afirmado que, "la Declaración de Helsinborg 2006, que desarrolló bajo el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) todos los aspectos del tratamiento y sintetizó el objetivo que se deseaba alcanzar para 2015, establecía que todos los pacientes de Europa con un ictus deberían tener acceso al cuidado continuo desde unidades especializadas, a la rehabilitación y a las medidas de prevención secundaria. Sin embargo, esta situación todavía es una utopía para millones de personas".
Ictus hemorrágicos
Por su parte, Alejandro Carrasco, ha ahondado en los ictus hemorrágicos, de los cuales existen varias modalidades y constituyen alrededor de un 15 al 18% de todos los ictus. "Su irrupción en la vida de un paciente puede tener consecuencias devastadoras en forma de graves secuelas o, incluso, el fallecimiento del individuo. En este caso, los avances tecnológicos actuales todavía no permiten mejorar las consecuencias de este tipo de ictus debido al daño devastador que origina en el encéfalo. Por ello, la prevención es fundamental con el control estricto de la hipertensión arterial, abandono del tabaquismo y consumo de sustancias como la cocaína, etc", ha indicado el especialista.
Accidentes cerebrovasculares y geriatría
Naiara Fernández ha ahondado en su intervención en los accidentes cerebrovasculares en el ámbito de la geriatría. "Estos accidentes en las personas mayores, que pueden presentar un estado de salud previamente deprimido o alguna limitación funcional, conllevan una mayor severidad y, por ello, cuentan con una mayor prevalencia de secuelas clínicas (disfagia, desnutrición, etc.), funcionales (inmovilismo caídas, etc.) y de la esfera psicológica (depredación, demencia, etc.)".
Ante este contexto, Fernández ha indicado que "es necesario establecer recursos sanitarios y sociosanitarios que garanticen la cobertura de todas sus necesidades, desde la prestación de ayuda domiciliaria, hasta el ingreso en un centro sociosanitario, que se presten por un equipo multidisciplinar coordinado, preferiblemente, por un médico geriatra".