El ingreso en residencia del familiar a cargo impacta directamente en la recuperación personal, física y social de su cuidador

En el caso del agotamiento físico del cuidador, éste se reduce casi un 50% al cabo de un año del ingreso

La Asociación Vasca de Geriatría y Gerontología (Zahartzaroa) acaba de celebrar en Vitoria-Gasteiz su vigésimo congreso, bajo el lema ‘Activando la Geriatría y la Gerontología'. Dentro de los premios que han sido otorgados en el evento científico anual más importante de Euskadi relacionado la atención a personas mayores, en el área Psicosocial ha sido galardonada una comunicación científica en formato póster elaborada desde la residencia y centro de día IMQ Igurco Zorrozgoiti, de Bilbao, institución perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia.

La investigación ha tenido como autores a los siguientes profesionales: Naiara López de Guereño (trabajadora social), Ignacio Orbea (fisioterapeuta), Olatz Alonso (responsable de Innovación) e Irama Iglesias (alumna en prácticas). Para llevarla a cabo, los autores han entrevistado personalmente a un total de 195 familiares cuidadores (el 57% mujeres), mediante un cuestionario propio e incluyendo a personas cuidadoras en distinto grado de intensidad de cuidados previos al ingreso.

Al no tener constancia de estudios previos sobre el análisis del bienestar de las personas cuidadoras de personas mayores que viven en residencias, se elaboró un cuestionario propio compuesto por 26 items. Éste recogió información respecto al bienestar personal (ocio y situación emocional), bienestar social (relaciones socioafectivas con respecto a otros familiares, amistades, etc.) y bienestar físico (dieta, sueño y actividad física) de la persona cuidadora, antes y después del ingreso en la residencia.

Tal y como explica Naiara López de Guereño "el objetivo del estudio fue el de conocer el impacto que el ingreso en una residencia de una persona mayor podía suponer para el bienestar personal, físico y social de la persona a cargo de sus cuidados". En la investigación se pone de relieve que "el 85,5% de las personas cuidadoras encuestadas consideró que la decisión de ingreso del familiar a su cargo en una residencia era la correcta y sólo en un 15,9% de los casos, la persona cuidadora sintió que las personas cercanas de su entorno la culpabilizaban cuando tomó esta decisión".

Según constatan los resultados de la investigación, "el ingreso en una residencia de un familiar de una persona cuidadora supone para ésta una mejoría en los ámbitos personal, físico y social, con una reducción significativa del agotamiento físico. De hecho, de manera previa al ingreso en una residencia, un 68,5% de las personas cuidadoras declaró tener síntomas de agotamiento físico. En los casos en los que la persona mayor llevaba más de un año en la residencia, esta percepción se redujo a sólo un 36,1%, lo que supone una disminución de casi el 50%".

Igualmente, se muestra en la investigación que el bienestar personal, seguido del bienestar social son los que mejores resultados arrojan en la evolución tras el ingreso (un 37,4% refirió una mejoría en el bienestar personal).

Siguiendo con los resultados de la investigación, "un 88,7% de las personas encuestadas manifestó tener un estilo de vida con el que se siente a gusto en la actualidad, frente al 49% antes del ingreso", apunta la trabajadora social.

Evolución positiva, especialmente a partir del cuarto mes

López de Guereño continúa detallando que "si bien en los momentos inmediatamente posteriores al ingreso del familiar en el centro residencial, los familiares presentaban un ligero empeoramiento de la sensación de bienestar, ésta se tornaba en una clara mejoría del bienestar global de la persona, especialmente constatable a partir de los cuatro meses posteriores al ingreso residencial".

La evolución hacia la mejoría es más evidente en personas cuidadoras con parentesco cercano, como hijos e hijas, "a excepción de los cónyuges, cuyo bienestar empeoró un 6%, según los datos recabados".

Grupo de apoyo familiar

La preocupación de los profesionales de la mencionada residencia por el bienestar, no solo de las personas mayores que les confían su cuidado, sino también el de sus familiares, les llevó a poner en marcha con este colectivo, en el año 2019, un grupo de apoyo familiar.

Desde entonces, los familiares de las personas residentes, con la ayuda del departamento de Psicología del centro y con el apoyo de su equipo multidisciplinar, son dotadas de herramientas psicológicas que les ayudan a gestionar las emociones de manera más saludable.

Así, las personas que componen este colectivo de familiares de personas residentes disponen de un espacio en el que pueden compartir sus sentimientos, dudas y preocupaciones. Asimismo, al expresar las emociones que están sintiendo y verse reflejados también en las experiencias de los otros, obtienen una ayuda mutua a través de la cual ven aumentado su sentimiento de comprensión y de acompañamiento.