Un equipo de cirujanos maxilofaciales del Hospital Universitario Infanta Elena (HUIE) de Valdemoro ha logrado reconstruir con éxito, mediante un trasplante autólogo de tejido del antebrazo, la cabeza de un paciente que había sufrido una importante pérdida de tejido cutáneo y óseo como consecuencia de un melanoma localizado en el cuero cabelludo.
"Como consecuencia de la intervención quirúrgica inicial para tratar el melanoma el paciente sufrió la resección de una parte del tejido de la cabeza afectada por el tumor, de forma que decidimos abordar la reconstrucción de los tejidos eliminados por el cáncer", explica el doctor Julián Ruiz, especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial y principal responsable de la intervención.
Para conseguirlo los cirujanos decidieron realizar un trasplante autólogo de tejido procedente del antebrazo del paciente a la zona de la cabeza afectada por el melanoma, evitando de esta forma cualquier rechazo, una fórmula de elevada complejidad que necesita, para su viabilidad, que se garantice una adecuada vascularización del tejido trasplantado.
"A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con un injerto simple de piel, en el caso del autotrasplante la complejidad reside en que el tejido a trasplantar debe estar dotado de arterias y venas para que tenga irrigación, ya que antes ha habido una eliminación completa del tejido anterior. De esta forma, cuando el tejido se lleva al área a reconstruir hemos de empalmar correctamente todo este sistema vascular para dar viabilidad a ese tejido y conseguir reconstruir la zona", agrega el especialista.
Una intervención de diez horas
Para lograrlo el equipo, formado por cinco profesionales, tuvo que recurrir a técnicas de microcirugía, que requiere del uso de un microscopio especial para unir con éxito venas y arterias milimétricas. La intervención se desarrolló a lo largo de 10 horas.
Además en el caso de este paciente se utilizó la técnica del ganglio centinela, que mediante la inyección de un contraste permite conocer cuáles son los primeros ganglios de drenaje del tumor, y así determinar si es preciso realizar algún otro tipo de cirugía específica en el cuello por la posible extensión del tumor.
Por último, tras un postoperatorio de 16 días y una rehabilitación que ha durado meses, el paciente ya puede realizar una vida prácticamente normal, disfrutando de una calidad de vida bastante aceptable, pero necesitando un seguimiento estricto por motivo de su enfermedad.