En el reciente congreso anual de la Academia Europea de Alergia e Inmunología se ha abordado un tema de gran interés para las madres, el efecto que tiene la exposición a alérgenos durante el embarazo sobre los bebés nacidos.
De alguna manera los alérgenos, a los que está expuesta la madre, pueden condicionar la inmunidad del bebé y sensibilizarlo a ciertas sustancias.
También durante este congreso se han expuesto las importantes conclusiones de un grupo de investigadores japoneses, que han descubierto que la ansiedad en las mujeres embarazadas se asocia al eccema atópico de los bebés durante sus primeros ocho meses de vida. Una investigación del Instituto Karolinska, de Estocolmo (Suecia) ya había publicado anteriormente la relación existente entre los síntomas de la dermatitis atópica y la ansiedad, basada en un gen que está implicado en el transporte de la serotonina, un mediador del sistema nervioso. La serotonina interviene en la acción de otros conocidos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, que están relacionados con la angustia, la ansiedad, el miedo y la agresividad, y su elevación en el organismo proporciona bienestar. Los mayores niveles de ansiedad y depresión se correlacionan con cambios en los parámetros inmunológicos y pueden sensibilizar la piel del bebé.
Los investigadores del Centro Nacional de la Salud y el Desarrollo del Niño (NCCHD) de Tokio han expuesto que la presencia de ansiedad materna durante el embarazo es un factor de riesgo para el desarrollo del eccema atópico durante los seis y los ocho primeros meses de vida de sus hijos. Esta conclusión ha sido posible tras analizar los datos de 896 parejas de madres e hijos (474 niños y 422 niñas).