Con la llegada de la Navidad, los niños piden a los Reyes Magos todos aquellos juguetes que llevan deseando durante el año, y algunos de estos emiten sonidos. Pero lo que no saben los padres, es que estos juguetes ruidosos pueden provocar lesiones en los oídos de sus hijos, causando así daños irreversibles. Aunque la Unión Europea fija los límites máximos de sonido para el diseño de juguetes seguros, algunos alcanzan los 85 decibelios (dB), una cifra que provoca un riesgo en la audición de los más pequeños.
La pérdida auditiva por el ruido de estos objetos no se produce de un día para otro, sino que es un proceso acumulativo que se manifiesta a lo largo de los años, provocando efectos nocivos. "El resultado de los juguetes ruidosos afecta sobre todo a los jóvenes que, en su infancia, han jugado con objetos que tenían unos niveles de decibelios superiores a lo recomendado y les ha pasado factura al cabo de los años", asegura el Dr. Juan Royo, jefe de Sección de Otorrinolaringología en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza.
La OMS señala que aproximadamente 34 millones de niños sufren problemas de audición. El 60% de esta pérdida auditiva en la niñez se puede evitar o reducir prescindiendo del uso de juguetes con una intensidad de sonido más alta de la debida. Es muy importante que los más pequeños vivan en un entorno tranquilo y poco ruidoso pues son uno de los grupos más vulnerables a los efectos del ruido.
Las soluciones para prevenir daños auditivos
Para evitar futuras lesiones auditivas provocadas por juguetes sonoros, hay que concienciar a los padres sobre esta peligrosidad que muchos desconocen. Los expertos aconsejan unas medidas cautelares como enseñar a los más pequeños a hacer un uso correcto de los juguetes, guardando distancia de seguridad entre el objeto ruidoso y el oído.
Además, recomiendan que el tiempo de exposición sea menor a ocho horas en caso de juguetes con un máximo de 80 decibelios. "Si tiene mayor intensidad de ruido, no hay que usarlo o es recomendable utilizar algún protector sobre los altavoces para reducir el sonido", sigue el Dr. Juan Royo. Asimismo, es preferible jugar en espacios amplios en lugar de lugares pequeños y cerrados.
Con la Navidad a la vuelta de la esquina, el consumo de juguetes ha aumentado, y los mayores son la clave para minimizar estos riesgos auditivos. Antes de comprar cualquier objeto, hay que revisar los productos y leer las instrucciones para asegurar que los ruidos que emiten son inferiores a 80 decibelios y por ello, cumplen con la normativa de la UE. La Asociación Americana de la Vista y la Audición (Sight and Hearing) muestra cada año una lista con los juguetes más ruidosos del mercado.
¿Y cómo se mide el nivel de decibelios que emite un juguete?
En las tiendas, muchas veces ofrecen dispositivos denominados "sonómetros" que calculan la intensidad del ruido del producto. Para calcularlo en casa, hay diferentes aplicaciones de móvil y programas de ordenador, muy fáciles de usar. Una de ellas es la app Listen Responsibly lanzada por la compañiía especializada en audición GAES para que los usuarios puedan medir los niveles de ruido de su entorno.