Se estima que el síndrome de Sjögren tiene una prevalencia del 0,33% en la población española mayor de 20 años. Se trata de una enfermedad autoinmune sistémica crónica que se caracteriza por generar sequedad en las mucosas oculares y bucales en los pacientes. Si normalmente es más que recomendable que el paciente esté constantemente hidratado con agua, siendo conveniente que beba de manera frecuente agua a lo largo del día, ahora que nos encontramos en plena época estival aun es más importante si cabe que cuide especialmente su hidratación.
Cada 23 de julio se celebra el Día Mundial del Síndrome de Sjögren para visibilizar esta enfermedad ante la sociedad, y desde la Sociedad Valenciana de Reumatología han querido llamar la atención para concienciar sobre el impacto y las consecuencias que produce esta enfermedad en los pacientes, brindando una serie de consejos para la época estival. En este caso, al igual que en el resto de enfermedades reumáticas, el diagnóstico precoz resulta esencial para evitar el agravamiento de los síntomas y con ello la pérdida de calidad de vida de los pacientes.
Ante la aparición de los primeros síntomas, como la sequedad de la piel y de las mucosas en la boca y ojos, la forma de actuar debe ser clara e inequívoca. Siempre se debe derivar el caso a la consulta de reumatología para ser valorado debidamente por el reumatólogo o reumatóloga. Esto es de vital importancia para evitar que el diagnóstico de esta enfermedad autoinmune se prolongue en el tiempo, con las complicaciones que ello puede producir para el paciente y que provocan afectaciones en pulmones, riñones, vasos sanguíneos y músculos.
El síndrome de Sjögren es una patología frecuente que mayoritariamente se manifiesta en las mujeres, aunque también se dan casos en hombres. Su tasa de incidencia ronda los cinco casos por 100.000 habitantes. Su presencia suele darse de manera primaria, cuando no está asociada a otra enfermedad autoinmune, o de manera secundaria cuando está vinculada a otras enfermedades autoinmunes que generalmente suelen ser artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico (LES), cirrosis biliar primaria o esclerodermia.
Las temperaturas de la época estival invitan a estar más en la calle y a practicar más actividades al aire libre, por eso si el paciente con síndrome de Sjögren no practica ejercicio físico de forma habitual puede ser un buen momento para que se inicie en esta práctica, aprovechando las horas dónde las temperaturas son más suaves y más agradables. Sabemos que la práctica de actividad física de manera regular ayuda generalmente a las personas con enfermedades reumáticas, ya que permiten mantener en forma el aparato locomotor y reducir el riesgo de atrofia muscular.
Como actividades físicas más recomendables sugerimos que el paciente camine, corra, vaya en bicicleta o practique natación. Es conveniente que este hábito saludable esté acompañado de una dieta equilibrada, en la que prevalezcan alimentos que favorezcan la hidratación de la persona como las frutas y las verduras, y se apueste por la ingesta del pescado azul y de la utilización del aceite de oliva, limitando el consumo de carnes rojas.
Los hábitos saludables son fundamentales como tratamiento complementario para los pacientes del síndrome de Sjögren.