Con la cercanía de las vacaciones de Semana Santa, muchos optarán por desplazamientos alejados de sus lugares de origen. Por eso, desde la Sociedad Gallega de Medicina Interna (SOGAMI) se quiere recordar algunas recomendaciones básicas para minimizar el riesgo de trombosis en trayectos largos de avión, tren o coche.
¿Qué son las trombosis venosas?
Tal como explica la médico internista Beatriz Pombo, miembro de SOGAMI y especialista en enfermedad tromboembólica, las trombosis venosas "son la presencia de coágulos en las venas. La localización más habitual de las trombosis en más del 90% de los casos es en las venas de las piernas aunque se pueden producir en cualquier vena de nuestro cuerpo. Estos coágulos se generan normalmente por una serie de factores de riesgo. La sangre en estas venas está estancada por el reposo, la inmovilidad y otros factores de la coagulación y enfermedades".
Las trombosis venosas pueden llegar a ser graves porque los trombos pueden emigrar al pulmón, resultando incluso mortales. Es la tercera causa de muerte cardiovascular en el mundo occidental "después de los ictus y de los infartos cardíacos".
Los síntomas típicos de las trombosis venosas en las piernas suelen ser dolor, hinchazón y las venas más dilatadas.
Quién puede sufrir una trombosis venosa
"Las trombosis venosas las pueden sufrir cualquier persona. Existe una larga lista de enfermedades que pueden aumentar riesgo de su aparición en momentos de reposo o viajes ,transtronos de la coagulación, cáncer, uso de anticonceptivos, terapia hormonal, cáncer, etc. Hacer un viaje prolongado aumenta el riesgo de dos a cuatro veces más que en aquel que no lo hace. Entre un 2% y un 5% de los pacientes que vemos por trombosis venosas han sido por viajes . Pero normalmente más del 50% de los pacientes que presentan una trombosis relacionada con un viaje tiene algún factor de riesgo relacionado", comenta la doctora Pombo.
Cualquier medio de transporte
Se ha visto que los viajes prolongados favorecen las formación de los trombos. Es lo que se denominó en 1977 el Síndrome de Clase Turista, porque se vio que la gente que hacía viajes en avión, normalmente de más de 8 horas y de muchos kilómetros, tenía más probabilidad de sufrir trombosis venosas. Después se descubrió que aparece también en otros medios de transporte como coches, tren... y que no es solo propio de la clase turista, sino que también puede aparecer en primera clase.
Consejos al viajar
- Realizar ejercicios periódicos de estiramiento y contracción de los músculos de las piernas. Si vamos en un tren, caminar un poco. En el coche, hacer paradas cada tres horas.
- Evitar el uso de prendas muy ajustadas a nivel de la cintura o de las piernas, porque nos comprimen las venas y facilitan que la sangre esté más estancada y que la formación de los coágulos sea más fácil.
- Hidratación. Tomar agua o zumos de frutas.
- No se recomienda el consumo de sedantes, como tranquilizantes para el vuelo porque el sueño profundo nos dificulta la movilidad.- Evitar ir mucho tiempo con las piernas cruzadas.
- Y a los viajeros que han tenido algún episodio previo o que presentan muchos factores de riesgo, se les recomienda medias de compresión elástica graduadas hasta las rodillas – porque evitan que se hinchen tanto las piernas – y en aquellos pacientes de muy alto riesgo se puede indicar la prevención usando una heparina, que se debe pinchar el día del viaje.
- Aunque el uso de heparina se circunscribe a casos concretos indicados por su médico y sopesando bien su beneficio-riesgo.
Tratamiento y prevención
"El tratamiento siempre es con anticoagulación. Pueden ser pastillas o heparina, durante el tiempo que el médico estime oportuno. Normalmente un mínimo de tres a seis meses y después, dependiendo de los factores de riesgo de que se pueda repetir, se alarga o no", señala la doctora.
"Nuestra labor como médicos internistas es la de concienciar a la gente que tiene factores de riesgo de que debe tratar de modificarlos. Por ejemplo, bajar de peso en caso de obesidad; vigilar las varices; realizar ejercicio físico... Y, sobre todo, concienciar a los pacientes y al resto de médicos de que es una enfermedad que tiene prevención. Si estamos pendientes de las medidas preventivas es más fácil que no ocurra o si ocurre que lo diagnostiquemos pronto y podamos poner un tratamiento eficaz. La prevención es muy importante en esta enfermedad", concluye la doctora Pombo.