Las uñas recubren, a modo protector, la piel sensible que tenemos en la punta de los dedos, pero a pesar de ese papel defensor, también pueden enfermar. Las patologías más comunes por las que pueden verse afectadas son los hongos y los traumatismos ungueales, pero además pueden aparecer determinados síntomas en las uñas asociados a otras enfermedades o incluso el melanoma puede manifestarse en las mismas como una mancha marrón. Todo ello determina la importancia de revisarlas con frecuencia y consultar con un especialista ante cualquier duda.
Como señala la Dra. Mª Teresa Truchuelo, dermatóloga en el Hospital Vithas Nuestra Señora de América y en Vithas Internacional, "la patología de la uña es compleja porque, a veces, una misma manifestación puede hacer referencia a diferentes problemáticas. Los síntomas habituales son los cambios de color, el grosor alterado, que la uña se despegue del lecho ungueal, que es donde se apoya. En determinados casos pueden responder a lo que denominamos onicopatía traumática, uñas que se despegan, por ejemplo, por correr, por usar zapatos de punta apretados, etc. En otros casos puede tratarse de hongos".
Para establecer un diagnóstico adecuado es necesario examinar la uña con la dermatoscopia, cuya luz especial permite discernir determinadas patologías. También es muy útil realizar un cultivo, "una prueba que no es 100% sensible, es decir, que puede producir falsos negativos, pero que es importante como descarte", señala la Dra. Truchuelo. El Hospital Vithas Nuestra Señora de América pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 19 hospitales y 25 centros especializados denominados Vithas Salud.
Tratamiento de los hongos ungueales
Los hongos son más frecuentes en las uñas de los pies y, como señala la Dra. Truchuelo, "son potencialmente contagiosos, no tanto entre personas, pero sí es típico que empiecen en la uña del dedo gordo y luego se contagien a las de alrededor; incluso, en caso de no tratarse, pueden extenderse por todo el pie".
Cuando la infección es pequeña se puede tratar con lacas antifúngicas o con productos queratolíticos, a base de salicílico o urea a alta concentración que hacen que la uña se vuelva más fina. Si se trata de una infección mayor, y confirmada por cultivo, se recetan pastillas antifúngicas: "son tratamientos largos, ya que la uña crece muy lenta, de hecho, en las manos tardan unos 6 meses en renovarse y en los pies en torno a un año". Es necesario, por ello, mentalizar al paciente.
Una opción complementaria, como explica la Dra, Truchuelo, es el uso del láser que permite acelerar el tiempo de tratamiento. "Se aplican láseres que generen calor, como los Q- Switch o un láser vascular de pulso largo, que permiten calentar el lecho donde está el hongo y, así, destruirlo antes".