Las infecciones urinarias, incrementadas de forma notable en los últimos diez años, afectan especialmente a las mujeres.
Los gérmenes habituales, detectados en los análisis de orina por medio del urocultivo, permiten no solo identificar al culpable sino también poner el tratamiento a la medida.
Las infecciones transuretrales producen escozor, dolor, cambio de color en la orina, pequeñas pérdidas frecuentes, dolor abdominal, a veces fiebre y especialmente esa sensación de quedarse con ganas de orinar.
Los gérmenes patógenos encuentran la puerta de entrada a través de la vagina, llegan a la uretra y a la vejiga, pero también pueden atravesar la pared del recto hasta llegar a su destino. La humedad y el agua de las piscinas pueden alterar la flora defensiva y facilitar la llegada de este enemigo.
El Dr. Pedro Tormo, portavoz del Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI), recomienda para evitar estos trastornos el cambio de bañador, el secado de la zona íntima, el vaciado previo vesical y el empleo de ropa transpirable. Además, el arándano y la vid roja están muy de actualidad como preventivos para las personas con tendencia a las cistitis. También son buenos compañeros de viaje evitar el aguante urinario y los ejercicios de protección del suelo pélvico.