Alrededor del 10% de las personas con psoriasis padecen a la vez artritis psoriásica, una dolencia articular que se caracteriza por su alto grado de inflamación y dolor, lo que hace que se dificulten los movimientos y a la larga se produzcan algunas deformaciones. En concreto, y a nivel articular, la artritis psoriásica cursa con dolor, hinchazón, calor, dificultad de movimiento de la articulación inflamada y posibilidad de deformación.
Curiosamente, la gravedad de la artritis no tiene por qué tener relación con la extensión de la psoriasis de la piel. Se trata de una enfermedad crónica, que evoluciona irregularmente a lo largo de la vida, con épocas de inactividad y épocas de inflamación y dolor. Además, esta dolencia reumática incrementa también el riesgo de padecer un evento cardiovascular, por lo que su diagnóstico precoz es fundamental.
En España, más de 80.000 personas padecen esta enfermedad, que aunque suele presentarse entre los 30 y los 50 años, puede darse también en la edad infantil.
La artritis psoriásica es una enfermedad crónica de la que todavía se desconocen por completo sus causas y que afecta seriamente a la calidad de vida de quienes la sufren, no sólo por las consecuencias a nivel físico, sino porque también puede llegar a afectar emocionalmente al paciente por su repercusión en su imagen.