La ataxia es una palabra poco conocida, pese a que es un síntoma que tienen 8.000 españoles. Este síntoma es común en más de 300 enfermedades genéticas, degenerativas y muy invalidantes.
Para realizar el movimiento más simple, en el cuerpo humano intervienen al menos dos músculos que actúan antagónicamente y necesitan que algo los coordine para que el movimiento sea correcto. De esa coordinación se encarga el cerebelo. Si el cerebelo o alguna de las vías de transmisión de sus órdenes fallan, el movimiento es incorrecto. De este modo se produce la ataxia, un fallo en la coordinación de los movimientos.
Los pacientes de ataxia dejan paulatinamente de mover sus músculos según avanza la degeneración neurológica propia de la enfermedad. Es muy importante que ejerciten la musculatura para perder la menor funcionalidad y mantener en la medida de lo posible las mejores condiciones físicas que propicien una mejor calidad de vida y la autonomía personal.
Según explica Pilar Martínez, presidenta de la Federación de Ataxias de España (FEDAES), "los síntomas iniciales son similares a lo que le ocurre cuando anda una persona en estado de embriaguez. Lo peor es que comenzarán con pequeños tambaleos de patoso, pero acabarán en una silla de ruedas, prisioneros de su propio cuerpo y con una vida bastante precaria".
El principal problema al que se enfrentan estos pacientes, según la presidenta de FEDAES, es la falta de ayuda de la Administración para la rehabilitación y logopedia continuada que requieren para perder las menos capacidades físicas posibles.