Durante el año pasado, 5.259 personas recibieron un trasplante en España, con una media de 14 trasplantes diarios. Implantar un órgano ajeno en el cuerpo de un paciente conlleva unos riesgos que la bioingeniería está dispuesta a solucionar. Según Román Pérez, responsable científico del único grado en Bioingeniería que se imparte en España, "cada vez estamos más cerca de poder implantar en pacientes órganos funcionales creados gracias a la impresión 3D".
Las tecnologías más avanzadas en el Campus Sant Cugat de UIC Barcelona Las tecnologías más avanzadas en el Campus Sant Cugat de UIC Barcelona
UIC Barcelona cuenta con un campus en el que los alumnos disponen de todas las herramientas necesarias para la investigación y para conseguir aumentar la calidad de vida de las personas. Los avances en la impresión 3D permiten replicar física y biológicamente tejidos, llegando a mimetizar órganos con funcionalidad propia, aunque todavía no pueden aplicarse a la práctica clínica.
En este sentido, Román Pérez afirma que "en UIC Barcelona formamos a nuestros estudiantes para que el día de mañana sean capaces de imprimir tejidos y órganos, con materiales biocompatibles y con células del propio paciente para que éste funcione como el órgano original". Es decir, "en la próxima década se espera que la bioingeniería permita conseguir que un material impreso en 3D se comporte como un tejido real y se incorpore al cuerpo del paciente sin rechazos". Para lograr este objetivo trabajan a diario los profesores y alumnos del Grado en Bioingeniería, un título creado para explorar nuevas vías que mejoren la calidad de vida de las personas, formando profesionales al servicio del sistema sanitario y la sociedad.
Un grado innovador: el ejemplo del tiburón
Además de este gran objetivo, consistente en crear órganos y hacerlos compatibles con el cuerpo del paciente, los alumnos de UIC Barcelona se preparan para diferentes y novedosos retos. A modo de ejemplo, Román Pérez comenta el caso del tiburón: "sus dientes se reemplazan continuamente, de forma que cuando uno se cae, una nueva pieza los sustituye". En este sentido, "estudiar los mecanismos existentes en los tiburones puede ayudarnos a buscar estrategias para mimetizarlo en los humanos de tal manera que no perdamos nunca nuestra dentadura", prosigue el responsable científico del grado. "Los humanos y los tiburones compartimos algunos genes para la formación de la lámina dental; sin embargo, mientras en los tiburones esta regeneración se mantiene a lo largo de toda su vida, en los humanos se pierde al pasar de los dientes de leche a los de adulto".
Así, "entendiendo las células presentes y los mecanismos por los cuales se forman los dientes, se puede conseguir en un futuro que los humanos tengamos la misma capacidad de regeneración dental que los tiburones y que nuestros dientes vuelvan a crecer de forma individual de la misma forma que nos crecen tras perder los de leche", concluye.