La dieta mediterránea reduce un 30% el riesgo cardiovascular

La Fundación Española del Corazón (FEC) alerta sobre la importancia de mantener una buena alimentación, ya que la calidad de la dieta influye directamente en la salud del corazón, pudiendo llegar a reducir hasta un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular y disminuir hasta un 70% las probabilidades de volver a padecer una patología cardiovascular si ya se ha sufrido un evento de esta índole.

La dieta es un elemento clave tanto en la prevención como en el tratamiento de cualquier enfermedad relacionada con el corazón. Una dieta equilibrada es la dieta de estilo mediterráneo, a la cual se le atribuyen múltiples propiedades saludables como la disminución de las enfermedades cardiovasculares.

Según indica la Dra. Regina Dalmau, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), "la dieta mediterránea está basada en el consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres y frutos secos), pan y otros cereales (que contengan el trigo como alimento básico), productos lácteos preferiblemente desnatados, el aceite de oliva como grasa principal, y dentro de las proteínas priorizar el consumo de pescado y aves sobre el de la carnes rojas. Además, también es cardiosaludable el consumo regular de vino o cerveza en cantidades moderadas (dos vasos al día en varones, uno en Salud de la mujeres)".

Otro aspecto en el que coinciden varios estudios son las propiedades cardioprotectoras del ácido graso Omega 3 que, según señala la cardióloga, "contribuye a reducir los triglicéridos y la proporción de partículas de colesterol LDL densas y pequeñas, que son las que más favorecen la ateroesclerosis. Además los ácidos Omega 3 tienen propiedades antitrombóticas, antiarrítmicas y antiinflamatorias que, sin duda, contribuyen también a mejorar la prevención cardiovascular".

Desde la FEC se recuerda que siguiendo un estilo de vida más saludable se pueden llegar a prevenir hasta el 90% de los infartos. Mantener una alimentación equilibrada, basada en la dieta mediterránea, es un elemento esencial para la prevención de las enfermedades relacionadas con el corazón. Por ese motivo, se recomienda combinar la práctica de ejercicio físico regular con la reducción del consumo de aquellos alimentos que hacen aumentar los niveles de colesterol, es decir, aquellos que contienen en mayor parte grasas de origen animal, como el cerdo, la ternera o el cordero, así como evitar tomar lácteos no desnatados, mantequilla, bollería industrial, alimentos precocinados y priorizar el consumo de grasas poliinsaturadas, como el pescado (rico en Omega 3), la carne de ave o conejo, los frutos secos, y monoinsaturadas, como el aceite de oliva.

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