Según un estudio, realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública de Helsinki (Finlandia) y publicado en la revista científica Journal of Epidemiology and Community Health, la dureza del agua de bebida se relaciona con el infarto de miocardio.
Los autores del trabajo estudiaron las características del agua en diferentes regiones de Finlandia y recogieron los datos de 19.000 hombres que habían sufrido un infarto agudo de miocardio.
Los resultados indicaron que conforme aumentaba la dureza del agua, menor era el riesgo de sufrir un infarto. Asimismo, comprobaron que por cada miligramo de fluoruro presente en el agua corriente apta para el consumo en el hogar, se registraba un descenso del 3% en el riesgo de infarto.
Estos datos demuestran que las variaciones en la incidencia del infarto de miocardio no sólo están relacionadas con factores genéticos o con el estilo de vida característico de cada zona geográfica, sino también con la exposición a factores medioambientales, como el agua.
El agua dura contiene más minerales, especialmente calcio y magnesio, que el agua ordinaria. Los minerales del agua parecen tener un papel importante en el metabolismo de los lípidos, de ahí que favorezcan la disminución de las enfermedades cardiovasculares.