Impacto por el uso estético de esta técnica

La elongación ósea, un procedimiento habitual en Europa para mejorar la calidad del paciente

Está indicado para el tratamiento de la talla baja patológica, acondroplasia, asimetrías de miembros o malformaciones congénitas, entre otros.

Las elongaciones óseas son un procedimiento quirúrgico que se practica desde hace años para corregir situaciones patológicas que afectan a la calidad de vida de las personas que las padecen. El hecho de que se trate de una técnica bien conocida, unido al desarrollo de nuevos dispositivos que ayudan al traumatólogo a desarrollar su función, hace que sea una técnica fiable y reproducible en manos expertas. Sin embargo, recientemente ha saltado la polémica por una peligrosa moda existente en algunos países en vías de desarrollo que promueve el uso de esta técnica con motivos estéticos.

"Como todo procedimiento quirúrgico, no es algo exento de riesgos y ello hace que deba realizarse de forma controlada", señala Pablo Roza, Manager de MBA Institute. Sin embargo, "este tipo de aplicaciones cosméticas son residuales en el mundo occidental, donde las técnicas de corrección ósea son especialmente útiles para tratar una gran variedad de problemas médicos tales como la talla baja patológica, acondroplasia, asimetrías de miembros, deformidades angulares, malformaciones congénitas e incluso infecciones y secuelas de tumores óseos, entre muchas otras", añade Roza.

La base del tratamiento

Durante la cirugía, que se realiza bajo anestesia general, el hueso a elongar es fijado mediante un dispositivo mecánico (conocido como fijador externo) para, posteriormente, ser seccionado de modo cuidadoso y tratando de respetar al máximo la musculatura y vascularización de la zona. Mediante este gesto, conocido como osteotomía, el cirujano recrea las condiciones de una fractura ósea, pero de un modo controlado y relativamente indoloro. El fijador externo mantiene la alineación correcta del hueso pese a que éste se encuentre dividido y permite aplicar una distracción progresiva a la extremidad. Se "engaña" así al organismo, que intenta curar una fractura que se va ampliando a un ritmo de un milímetro diario. Una vez se alcanza la longitud definida, se detiene el proceso de distracción y se mantiene el fijador externo hasta que el nuevo hueso se endurece y es capaz de realizar su función.

Es imprescindible que este tipo de procedimientos sean llevados a cabo por facultativos especialistas en centros de referencia y que las indicaciones sean seleccionadas de modo cuidadoso y responsable.

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