Mañana, 13 de julio, se celebra el Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), un trastorno del neurodesarrollo que se estima que afecta a alrededor del 5-7% de la población infantil y juvenil. El TDAH mantiene una relación bidireccional con los problemas de sueño, no en vano se calcula que más de la mitad de los niños con TDAH presentan en algún momento problemas de sueño, por lo que, como explica el doctor Óscar Sans, coordinador del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española de Sueño (SES), "no es inhabitual que algunos niños sean diagnosticados del trastorno tras acudir a una Unidad de Sueño Pediátrica por problemas con su descanso".
En general, señala el experto, los niños con TDAH presentan un trastorno asociado del ritmo circadiano conocido como retraso de fase, lo que se traduce en una tendencia a ser más vespertinos, es decir, a dormirse más tarde por la noche. "Esto provoca que duerman menos horas de las que deberían porque al final el horario escolar es el que es. Y el hecho de dormir menos acentúa y empeora la clínica del TDAH durante el día (están más irritables, más hiperactivos y presentan mayores problemas de concentración). Es la pescadilla que se muerde la cola", reflexiona.
A esa reducción en las horas de sueño, se une también en muchas ocasiones una peor calidad del descanso debido a una mayor prevalencia de determinados trastornos del sueño. Aunque no está clara la causa, los niños con TDAH tienen mayor prevalencia de apnea obstructiva del sueño que la población pediátrica neurotípica, lo que puede provocar despertares nocturnos y un sueño más fragmentado, y también presentan más posibilidades de desarrollar episodios de parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos, etc.): "Aproximadamente entre el 20-25% de los niños con TDAH presentan también criterios clínicos de piernas inquietas y entre un 60-70% de estos niños tendrán por la noche movimientos periódicos de piernas, lo que puede dar lugar a un sueño más inquieto, más fragmentado y de peor calidad".
La importancia de una buena higiene de sueño
La higiene de sueño, fundamental en la población pediátrica, adquiere una mayor trascendencia en los niños con TDAH. En ese sentido, el doctor Sans recomienda evitar determinadas actividades que inhiben la secreción de melatonina y dificultan aún más el inicio de sueño en niños que ya tienen / un trastorno de retraso de fase: "Es importante el alejamiento de las pantallas dos horas antes de dormir, evitar el consumo de bebidas excitantes o energéticas por la tarde y, en el caso de aquellos niños que realicen deporte federado, intentar en la medida de lo posible que su práctica no se produzca en las dos horas previas a ir a dormir, porque el ejercicio físico intenso provoca una excitación aún mayor en niños que ya tienen problemas para conciliar el sueño", recomienda.
En cuanto al momento de ir a la cama, el experto explica que los niños con TDAH suelen presentar cierta resistencia a ir a dormir: "Empezarán a intentar salir de la cama o a hacer peticiones ("quiero agua", "me hago pis", etc.) para alargar el momento porque se encuentran inquietos en la cama". En ese sentido, aconseja acordar una hora fija para ir a dormir, seguir los consejos para una buena higiene del sueño y, si pese a ello, continúa habiendo dificultades objetivas para la conciliación del sueño, consultar con el médico: "Llegado a este punto podemos recetar melatonina, que está indicada en niños con TDAH porque les mejora el inicio de sueño y pueden descansar más".
Por último, en el caso de que los niños presenten criterios clínicos del síndrome de piernas inquietas, el doctor apunta a la necesidad de analizar los niveles de ferritina y, si están por debajo de 50 microgramos/litro, pautar una suplementación vía oral. "No es una anemia, pero la suplementación sí mejora las molestias asociadas al síndrome de piernas inquietas, reduce también los movimientos periódicos de piernas y, en algunos casos, también puede mejorar el sueño inquieto", concluye.