La primavera avanza y, con ella, llega el buen tiempo con sus largas jornadas repletas de sol. Ya casi en puertas del verano y de las vacaciones estivales, muchas personas se lanzan a la calle a la práctica deportiva en busca de un ocio más sano que mejore su salud o, simplemente, que llene sus horas de tiempo libre. Muchos de ellos han permanecido sedentarios durante las estaciones frías pero ahora se proponen nuevos y saludables hábitos con el convencimiento de que van a mejorar su bienestar físico.
Sin embargo, los días calurosos, la falta de preparación física y demasiada vehemencia pueden jugarles una mala pasada y convertir el deporte en lesión o en un golpe de calor. No hay que olvidar que una práctica deportiva saludable exige un modo de actuar prudente, con respeto a una serie de normas básicas, como una adecuada hidratación, respetar los tiempos de precalentamiento y de enfriamiento, evitar las horas de mayor calor y retirarse a tiempo cuando aparece una lesión o dolor.
Otro consejo que no se debería olvidar nunca es que el nivel de exigencia debe estar siempre en consonancia con las posibilidades del deportista aficionado. Es imposible convertirse en un atleta de élite en dos jornadas y forzar la maquinaria del cuerpo puede producir más daño que beneficio.
La manera de actuar ante cualquier lesión que pudiera producirse durante la práctica deportiva incluye el abandono inmediato de esta actividad, elevar el miembro lesionado y tratarlo con una bolsa de hielo envuelta en una toalla para disminuir la inflamación. Cualquier lesión de consideración o que no responda al tratamiento propuesto anteriormente debe ser examinada por un médico.