El dolor es una "experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial", según la definición de la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP).
Existen varias maneras de clasificar el dolor. La más común es la que atiende a su evolución en el tiempo y que divide el dolor en agudo o crónico, dependiendo de si se sufre de manera esporádica o permanente.
La Organización Mundial de la Salud declara que: "el dolor crónico es una enfermedad y su tratamiento, un derecho humano". Además, según el médico español Fernando Cerveró, antiguo presidente de la IASP, "el alivio del dolor, a través del estudio y desarrollo de nuevas y mejores terapias, es probablemente la actividad más ineludible que el personal sanitario debe realizar".
La trascendencia del dolor va más allá de los aspectos físicos que desencadena. Se trata de un problema sanitario importante cuyas consecuencias merman considerablemente la calidad de vida de quienes lo padecen lo que, sin duda, influye de forma negativa en su entorno social, laboral y en sus relaciones personales.
El dolor en España
El dolor está presente en nuestro día a día mucho más de lo que nos pueda parecer. De hecho, uno de cada cinco españoles lo sufre de alguna manera y un tercio de estos vivirá padeciéndolo el resto de su vida. La mitad de los españoles que sufren dolor lo tienen a diario.
El perfil donde se concentra mayor personas con dolor es en la franja de mayores de 51 años.
Predomina en las mujeres más que en los hombres y los dolores más comunes son los moderados de tipo osteoarticular degenerativo.
En los últimos años ha ascendido de manera notable el número de españoles que sufren dolor: pasamos del 13% del 2004 al 18% actual. Las causas de este aumento son variadas: desde aquellas relacionadas con el aumento de la esperanza de vida, pasando por las laborales o las patologías degenerativas relacionadas con cambios en el estilo de vida.
El coste del dolor
El dolor y, sobre todo, su mal abordaje, provocan consecuencias económicas importantes. De hecho, se estima que su coste es de alrededor de un 3% del PIB en Europa, por los costes tanto directos (recursos humanos, coste de materiales y técnicas, camas hospitalarias, gasto farmacológico, etc.),como indirectos (absentismo laboral, bajas, disminución de la productividad del paciente que sufre dolor, pensiones, indemnizaciones, etc.) relacionados con el dolor.
En España el dolor es la causa más común de absentismo laboral, multiplicando por seis las posibilidades de las demás. Por otro lado, el dolor crónico causa al Estado español más gasto en atención socio-sanitaria que las enfermedades cardiovasculares o el propio cáncer. El dolor es el causante de la mitad de las visitas a urgencias, aumenta de manera considerable el número de días de hospitalización y, por supuesto, el de las visitas al médico.