Es la primera causa evitable de ceguera irreversible en el mundo

La revisión periódica de los ojos podría detener el avance del glaucoma en medio millón de personas en España

La fase inicial pasa inadvertida al no presentar síntomas
Es preciso acudir al especialista a partir de los 40 años, incluso antes si se tienen factores de riesgo

La revisión periódica de los ojos es la mejor manera de detener el avance del glaucoma, convertida ya en la primera causa de ceguera irreversible en el mundo, que podría ser evitada mediante el diagnóstico precoz. En España, de acuerdo con los estudios de prevalencia más recientes, hay alrededor de medio millón de personas que padecen glaucoma y que aún no están diagnosticadas. El motivo es que esta patología puede pasar inadvertida, ya que no presenta síntomas en su fase inicial. De ahí que la revisión periódica en personas a partir de los 40 años (o incluso antes si existen factores de riesgo) sea un factor clave.

Ayer dio comienzo la Semana Mundial del Glaucoma, organizada por la Asociación Mundial de Pacientes con Glaucoma, a la que el Servicio de Oftalmología del Hospital Sanitas CIMA, de Barcelona, se suma para ofrecer análisis visuales gratuitos con el objetivo de, como reza el lema de la semana mundial, derrotar al glaucoma invisible. 

En España hay un millón de personas con glaucoma, pero la mitad no estaría diagnosticada. Además, se calcula que alrededor de otro medio millón de personas podría desarrollarlo de no acudir a una revisión periódica con su oftalmólogo. "El glaucoma es una enfermedad ocular que va dañando lentamente el nervio óptico, que es la parte del ojo que transmite las imágenes al cerebro", detalla Jesús Téllez, oftalmólogo del Hospital Sanitas CIMA. "La fase inicial se presenta sin síntomas, de modo que pasa inadvertido para el paciente hasta que aparece la lesión del nervio óptico y la consiguiente pérdida de campo visual. Una vez que la patología se ha manifestado, ya no podemos recuperar el terreno perdido, pero sí podemos detener el proceso. Por este motivo el diagnóstico preventivo es el factor clave".

Los factores de riesgo para desarrollar glaucoma apuntan a la edad, la raza, el grosor de la córnea, los antecedentes familiares y la existencia de miopía. El único factor sobre el que se puede actuar –y obtener resultados- es la presión intraocular. La recomendación generalizada es que las personas mayores de 40 años deben visitar a un especialista en Oftalmología cada 2 años, pero si tienen riesgos asociados, como hipertensión ocular o glaucoma familiar, la revisión debería ser anual.

"Para conseguir detener o ralentizar el avance del glaucoma es preciso establecer un valor para la presión intraocular de cada paciente. Este valor individual es el que debemos tratar de conseguir para detener la progresión de la enfermedad. Hay distintas opciones, como el empleo de colirios, la colocación de válvulas especiales, el tratamiento con láser Argón y otros abordajes para casos más complejos, como la cirugía, que será más o menos invasiva en función de la situación del paciente y el grado de avance de la enfermedad".

El especialista sostiene la persona no nota ninguna pérdida visual en muchas de las variantes del glaucoma, de modo que cuando acude al especialista se ha perdido un tiempo muy valioso y un alto porcentaje de las fibras nerviosas de la retina ya se han perdido: "El daño en el campo visual es ya irreversible", afirma. Es cierto que hay otras variantes del glaucoma que sí son percibidas por el paciente en etapas iniciales, a través de visión borrosa o dolor, pero lo más frecuente es que curse sin síntomas. De ahí la importancia de una vigilancia periódica.

Tratamiento precoz

El diagnóstico preventivo permite activar de modo precoz el tratamiento específico para cada persona. Sin embargo, la mitad de las personas con glaucoma incumple el tratamiento prescrito, por lo que la adherencia es un factor importante para ralentizar e incluso detener la enfermedad. Para realizar un correcto diagnóstico del glaucoma es necesario estudiar la forma y color del nervio óptico, el campo visual completo, el espesor corneal y, sobre todo, medir la presión intraocular. Para ello se utilizan distintos equipos tecnológicos como tonómetros, oftalmoscopios, perímetros, retinoscopios, gonioscopios y paquímetros.

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