Aunque el sol es la fuente principal de vitamina D, diversos factores como la edad, o la falta de exposición solar, reducen la producción de esta vitamina en la piel. Las personas mayores son uno de los grupos con mayor riesgo de sufrir déficit de vitamina D ya que su capacidad de asimilación de la vitamina es más reducida.
Patologías como la osteoporosis, un proceso degenerativo, crónico, asociado a la edad, son en parte la consecuencia de esta deficiencia de vitamina D y suelen afectar a personas de mayor edad, ya que la calidad y densidad de sus huesos se ve reducida, lo cual puede aumentar el riesgo de fracturas.
El Doctor David Curto, jefe de gestión asistencial de Sanitas Residencial, explica una ingesta suficiente de vitamina D es importante ya que ayuda al desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes; al funcionamiento del sistema inmunitario y una respuesta inflamatoria sana; al mantenimiento de la función muscular normal, así como a la absorción de calcio y fósforo.
"Una cantidad adecuada de vitamina D a lo largo de la vida, en combinación con ejercicio, una nutrición adecuada, calcio y magnesio, son necesarios para formar y mantener los huesos y prevenir pérdidas óseas", concluye Curto. Tomar el sol o pasear, con protección solar adecuada, y en las horas de menos intensidad durante 15 o 20 minutos al día, activa una serie de mecanismos biológicos que ayudan a la prevención y desarrollo de ciertas enfermedades, como las cardiovasculares.
Las fuentes naturales más ricas en vitamina D engloban a alimentos como el pescado azul, los huevos y algunos alimentos enriquecidos (cereales del desayuno, leche, o margarina). Es por ello que, además de revisar la dieta e ingerir los alimentos indicados con regularidad, no se puede olvidar la importancia de la síntesis de vitamina D a partir de la exposición solar, y en caso necesario, suplementos prescitos por un especialista.