Con la llegada del verano es imprescindible seguir una serie de recomendaciones para poder disfrutar al máximo de este periodo sin que se produzcan sobresaltos en la salud. En este sentido, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) ha destacado el papel que desempeña el farmacéutico a la hora de favorecer la prevención de los problemas de salud en esta época del año.
Entre esas recomendaciones, hay que destacar una buena planificación de los viajes. El verano es la época por excelencia para los desplazamientos y por esto resulta esencial planificarlos con suficiente antelación, especialmente si son al extranjero. Para ello conviene consultar la situación sanitaria del lugar de destino, las necesidades de vacunación, extremar las medidas higiénicas con los alimentos y el agua y llevar un botiquín completo.
En el botiquín también conviene llevar repelentes para insectos. Las picaduras de mosquitos, avispas, etc. suelen ser especialmente frecuentes en esta época del año y para evitarlas, además del uso de un buen repelente es muy útil llevar ropa de algodón, que cubra la mayor parte del cuerpo. Además, hay que evitar la aplicación de perfumes o cosméticos, al tratarse de sustancias que atraen a los insectos.
En los viajes largos en avión, para evitar los efectos del jet-lag, es importante tratar de descansar antes del viaje y durante el vuelo, beber mucha agua y evitar la cafeína y el alcohol, así como las comidas copiosas.
Además, si se es enfermo crónico conviene solicitar al médico un informe acerca de la enfermedad que se padezca. Al regresar de un viaje también es conveniente acudir al médico en el caso de que se presente algún síntoma que afecte a la salud como fiebre, diarrea, vómitos, etc.
Otra de las medidas preventivas fundamentales para evitar disgustos durante el verano es protegerse adecuadamente de la radicación solar. La incidencia del cáncer de piel se ha duplicado en Europa en las últimas décadas y en España el melanoma aumenta un 10% cada año.
Por último, otro aspecto que hay que cuidar en verano es la hidratación para evitar golpes de calor, especialmente en niños y personas mayores. Para evitar la deshidratación es necesario beber antes de tener la sensación de sed. Los ancianos deben tener especial cuidado, pues tienen los mecanismos de sed deteriorados lo que les impide sentir la necesidad de beber y facilita que puedan tener más riesgo de deshidratación.