Junto al alzhéimer, la enfermedad de Parkinson es la patología degenerativa con mayor número de enfermos. Uno de los retos de la medicina actual es conocer con precisión el origen y los mecanismos de estas enfermedades cada vez más presentes en los países occidentales, los más envejecidos, con objeto de paliar o frenar sus síntomas. La meta, mejorar la calidad de vida de los pacientes.
"Hoy día la esperanza de vida de los pacientes de párkinson es cercana a la de la población sana", explica el doctor José Javier Chacón, cofundador del Grupo Andaluz de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAC). "El abordaje de la enfermedad de Parkinson ha variado sustancialmente en los últimos 30 años. Antes la calidad de vida de los pacientes era mala y su supervivencia muy restringida", indica el Dr. Chacón, quien añade que "con los avances farmacológicos, los pacientes tratados se mantienen activos y durante muchos años pueden disfrutar de una vida normal".
En el campo de la investigación, el esfuerzo se centra en conocer "las causas de la enfermedad y de los disturbios neuroquímicos del cerebro que la causan". El Dr. Chacón señala que es en los núcleos de los ganglios de la base del cerebro (sustancia gris central del cerebro) donde se produce la hipofunción o hiperfunción. "Mediante cirugía o con la acción de fármacos", explica Chacón, "es posible la aplicación de terapias que estimulen los centros con hipofunción o frenen los centros que poseen hiperfunción".
Diagnóstico y predisposición
Aunque todavía no es posible saber quién padecerá en un futuro el párkinson, los neurólogos sí reconocen síntomas y signos que pueden indicar una cierta predisposición. Con todo, el futuro del diagnóstico está "en el estudio de marcadores fiables (análisis de tejidos humanos) que nos hagan predecir quién sufrirá la enfermedad", explica el Dr. Chacón, que define como "prometedoras" las perspectivas de futuro. De ese modo, el diagnóstico precoz de la enfermedad pasaría por, una vez hallados los citados marcadores, "desarrollar fármacos que retrasen su evolución o la detengan, así como seguir desarrollando otros más eficaces y potentes que los actuales para el control de la enfermedad".
Hábitos preventivos
Desde la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN) creen que existen hábitos saludables que favorecen la prevención o el retraso de la enfermedad de Parkinson. Entre ellos, seguir una dieta saludable (dieta mediterránea), realizar un ejercicio físico moderado y continuado y mantener una actividad intelectual moderada y continuada.