El 90% de los pacientes infectados por el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) sufren lesiones bucodentales a lo largo de la enfermedad. Estas patologías pueden ser, en muchas ocasiones, las primeras manifestaciones clínicamente detectables del contagio y pueden alertar al dentista sobre la posible presencia de este virus. El Consejo General de Dentistas, con motivo de la celebración, este 1 de diciembre, del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, recuerda que el papel del dentista puede ser determinante en la lucha contra las infecciones.
El motivo de la alta incidencia de enfermedades bucodentales en pacientes con VIH radica en su sistema inmunológico. El VIH lo debilita y hace que el enfermo sea más propenso a las infecciones, hongos y bacterias.
La patología bucal más frecuente entre los enfermos de VIH es la candidiasis, provocada por el hongo Cándida y cuyos signos pueden encontrarse en el paladar y dorso de la lengua. También en los bordes laterales de la lengua puede aparecer la leucoplasia vellosa, una lesión blanquecina no removible.
Las llamadas ulceraciones aftosas recurrentes suelen ser también comunes en personas inmunodeprimidas. Se trata de erosiones o úlceras superficiales, dolorosas y que pueden durar más de ocho o diez días, para reaparecer pasado un tiempo desde el último episodio.
Ya en las encías, el dentista puede detectar eritema lineal gingival, que se caracteriza por una franja de color rojo intenso a lo largo de la encía marginal y que no está relacionada con la placa bacteriana, así como periodontitis necrotizante, una infección que se caracteriza porque el tejido gingival, el ligamento periodontal o el hueso alveolar presentan necrosis.
Por su parte, el Sarcoma de Kaposi se inicia como una mancha o placa eritematosa o violácea sin relieve, que se localizan, de forma habitual, en el paladar y la encía. La lesión pasa a convertirse en una masa tumoral de crecimiento rápido.
El Día Mundial de la lucha contra el Sida se celebra cada año el día 1 de diciembre con el objetivo sensibilizar sobre la importancia de la infección por VIH, de sus consecuencias y de la necesidad de incrementar las medidas para frenarla, así como incidir en las garantías de acceso al tratamiento y la no discriminación a las personas que viven con el virus.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias, la disminución de las nuevas infecciones por el VIH entre las personas adultas se ha estancado. En el último año, más de 1 millón de personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida y más de 36 millones conviven con esta enfermedad.