La Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición (SEDYN) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), tras evaluar las evidencias científicas y las directrices de las instituciones y organizaciones de referencia en materia de salud y alimentación, en relación al consumo de carne y su repercusión en la salud humana y la salud planetaria, y considerando el actual consumo de carne en la población española, respaldan la campaña "Menos carne más vida" ya que la consideran acertada, oportuna y necesaria. SEDYN y CGCODN, apoyan, comparten y participan en estrategias de salud pública encaminadas a:
- Reducir el consumo de carne en general y, especialmente, el de carnes rojas y procesadas.
- Promover una alimentación basada en el consumo mayoritario de frutas frescas y hortalizas, legumbres, frutos secos, cereales integrales, tubérculos, aceite de oliva virgen y, en menor cantidad y frecuencia, lácteos, pescado y huevos, seguidos de carnes blancas y magras; así como la reducción del consumo de alimentos ultra procesados ricos en sal, azúcar y grasas no saludables.
- Fomentar el consumo de alimentos de producción local, venta de proximidad y de temporada, frescos o mínimamente procesados.
- Reducir el desperdicio alimentario.
Recomendaciones de salud y consumo actual de carne
La Organización Mundial de la Salud, el World Cancer Research Fundation International (WCRF) y el American Institute for Cancer Research (AICR), aconsejan reducir el consumo de carne roja y procesada a un máximo de 350-500 gramos a la semana para personas adultas.
En España, los cánceres más frecuentemente diagnosticados en 2020 son los de colon y recto, una enfermedad que se puede prevenir, en gran parte, con una dieta saludable adecuada, como apunta la WCRF. Además, estudios actuales asocian el elevado consumo de carnes procesadas a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, exceso de peso, diabetes mellitus tipo 2, y corroboran como está íntimamente relacionado con el cáncer de colon.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda: 2-4 raciones (100-125 g) a la semana, preferiblemente de pollo o conejo, y no más de 2 raciones carne roja por semana. Es decir, un máximo de 500 g de carne en total a la semana y de estos, un máximo de 250 g a la semana de carne roja.
Según la Comisión EAT-Lancet para una alimentación saludable y sostenible, el consumo de carne no debería exceder los 300 g a la semana, y el de carne roja los 196 g a la semana.
La Encuesta Nacional de Alimentación ENALIA revela que en España se consumen unos 756 g a la semana frente a los 300 como máximo recomendado: unos 260 g/persona/semana de carne roja, y unos 32 g/persona/día de carnes procesadas, cantidades que superan las recomendaciones.
Consumo de carne y sostenibilidad medioambiental
Las actividades humanas están llevando al medio ambiente más allá de los límites considerados seguros para la estabilidad del sistema terrestre y el bienestar de la humanidad. El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) resalta que los patrones dietéticos son un elemento importante para un giro hacia una producción y consumo de alimentos sostenibles. Las recomendaciones de consumo de alimentos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) incluyen dietas con menos carne y productos lácteos, más vegetales frescos de producción local y de temporada.
Según el informe de la Comisión EAT-Lancet, la transformación a dietas saludables para 2050 requerirá cambios sustanciales en la alimentación: el consumo mundial de frutas, vegetales, frutos secos, semillas y legumbres se deberá duplicar, y el consumo de alimentos como la carne roja y el azúcar se deberá reducir en más del 50%. Una dieta rica en alimentos de origen vegetal y con menos alimentos de origen animal confiere una buena salud y beneficios medioambientales.
Así, el "plato de salud planetaria" que propone la Comisión debería consistir en un volumen de aproximadamente la mitad del plato de hortalizas y frutas; la otra mitad, debería contener principalmente cereales integrales, fuentes de proteínas vegetales, aceites vegetales insaturados (en nuestro entorno, aceite de oliva virgen) y, opcionalmente, cantidades modestas de proteínas de origen animal.