La prevalencia de la obesidad en España está alcanzando cifras preocupantes afectando ya a uno de cada cuatro españoles.
Según se desprende de un estudio sobre la dieta y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en España, la tasa de obesidad está aumentando a pesar de que la población española ingiere en torno a 250 calorías menos que lo que consumía hace dos décadas.
Aunque dentro de las causas de la obesidad se recogen factores genéticos, endocrinos, neurológicos, psicológicos y ambientales, en general, todo ello se concreta en un desequilibrio entre la energía ingerida y el gasto realizado. Estos datos vienen a confirmar que a pesar del descenso de las calorías ingeridas, al reducirse de forma más significativa el nivel de actividad física, la obesidad sigue creciendo. Por ello, en el marco de las I Jornadas científicas de nutrición y salud Kellogg´s, los expertos han destacado la necesidad de concienciar a la sociedad de la importancia de realizar un cambio en los hábitos de vida.
Por otro lado, los expertos han coincidido en que la dieta de los españoles es una dieta de tipo occidental que se aparta cada vez más del patrón alimentario mediterráneo tradicional. Los españoles realizan una ingesta muy baja de verduras, hortalizas, frutas y cereales y un consumo elevado de carnes y derivados de productos elaborados con alto contenido en sodio, grasa y azúcares añadidos. Además, es importante señalar que la adherencia a la dieta mediterránea es menor a medida que disminuye la edad de la población.
La alimentación, los alimentos y la dieta juegan por tanto un papel fundamental en el mantenimiento de la salud y en la prevención de determinadas enfermedades. Por ejemplo, en los países desarrollados las enfermedades más prevalentes son las denominadas de la abundancia (la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la osteoporosis y algunos tipos de cáncer), en las que la dieta y sus componentes pueden estar implicados como factores de protección o de riesgo.