Durante los tres primeros meses de gestación tiene lugar el desarrollo de los principales órganos del cuerpo. Los cambios adaptativos ocasionados por un ambiente adverso podrían afectar a la estructura, fisiología y función de algunos de ellos provocando una restricción del crecimiento fetal.
Un desarrollo anormalmente lento es una señal de alarma ya que es más probable que el niño nazca de forma prematura o con bajo peso, factores que complican su salud. Hay varios factores maternos que influyen en la salud del recién nacido, pero se desconoce si afectan también a los compases iniciales del embarazo.
Un grupo de investigadores del Centro Médico Erasmus (Rotterdam, Holanda) seleccionó a 1.400 Salud de la mujeres embarazas de las que se conocía la longitud fetal, el día de la fecundación y a cuyos hijos se les realizó un seguimiento posnatal. Además de estos datos, los autores recabaron información acerca de los factores de riesgo maternos (tabaco, alcohol, uso de ácido fólico, tensión arterial, hematocrito, etnia y otros rasgos socioeconómicos).
Los análisis revelaron que las madres con hipertensión, con el hematocrito alto, que fumaban o que no habían tomado suplementos de folato tenían más riesgo de que sus hijos crecieran por debajo de lo normal durante los tres primeros meses de gestación. Una baja longitud fetal estaba asociada a su vez con un aumento del riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y un tamaño pequeño para la edad gestacional.
Los recién nacidos en estas condiciones experimentan un desarrollo compensatorio durante los dos primeros años de vida. Su tasa de crecimiento supera los valores normales, "un conocido factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular y el síndrome metabólico en la edad adulta".