Es una época en la que nuestros pies se ven expuestos, no solo a las altas temperaturas tan características de estas fechas, sino también a los agentes externos, pues se suele utilizar un calzado menos protector.
Llega la temporada de ponernos al sol durante horas, de los chapuzones en las piscinas, de los paseos por la arena y de andar descalzos por cualquier terreno. Todas estas actividades, propias del buen tiempo, pueden afectar a nuestros pies en el caso de que no les prestemos la atención que se merecen. Por ello, desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) queremos darte los mejores consejos para que este verano tus pies no sufran las consecuencias de los meses más calurosos del año.
El calor provoca deshidratación en los pies, lo que puede traducirse en pies secos. Pues, la mayor parte del día, campean al aire libre, es decir, sin protección alguna, como pueden ser los calcetines o zapatos durante el invierno. En este sentido, es importante mencionar que, la sequedad en nuestros pies es mucho más notoria, sobre todo, en las zonas de soporte, pues al caminar descalzos recaen sobre ellas todos los roces.
Las ampollas y rozaduras se han convertido en una de las afecciones más frecuentes de nuestros pies. Surgen principalmente porque el calzado que empleamos no deja transpirar y, es más, provoca sudoración excesiva en esta parte del cuerpo.
En este contexto, los papilomas u hongos se consideran una de las patologías más contagiosas que nuestros pies pueden padecer fruto de frecuentar zonas como piscinas o playas. Para evitar este tipo de infecciones, lo ideal es acudir a estas zonas con calzado que proteja, por ejemplo, unas chanclas.
No obstante, debemos tener en cuenta que abusar de las chanclas es caer en un error pues a la larga pueden perjudicar no solo a nuestros pies sino también a nuestra pisada, que puede verse modificada. Además, podrían llegar a causarnos lesiones en ciertas zonas del cuerpo como las caderas y las rodillas o provocarnos dedos en garra.
Por otro lado, el pie en verano se ensancha, lo cual debemos tener en cuenta a la hora de escoger calzado para esta época del año, evitando que nos aprisione. Pues, como ya sabemos, no solo vale con que el pie vaya bien sujeto, sino que además debemos considerar que tiene que transpirar correctamente. Igualmente, es aconsejable que la suela tenga una altura aproximada entre los 3 y 4 cm, para que podamos ejercer una pisada amortiguada. Con todo ello, es importante mencionar que el calzado que se va a convertir en nuestro mejor aliado es unas buenas sandalias con estas características.
Por otro lado, pintarnos las uñas para el verano de forma permanente no es para nada recomendable, puesto que el esmalte no deja transpirar la uña y puede fomentar la aparición de hongos.
Además, es importante estimar que el mal olor es una de las señales que nos indican que algo no va bien en nuestros pies, ya que suele achacarse con la presencia de bacterias.
Analizados todos los problemas que puede traer consigo el verano junto con las formas de prevenirlos, es de especial relevancia mencionar el papel que juegan los Profesionales de la Podología. En estos casos, contar con su diagnóstico personalizado se convierte en imprescindible para mantener nuestros pies perfectamente atendidos. Sobre todo, con el fin de eludir patologías que pueden desencadenar en alteraciones mucho más graves para nuestra salud.