Los trastornos del sueño pueden derivar en pérdida de memoria

Las pérdidas de memoria asociadas a la depresión o enfermedades neurodegenerativas en la tercera edad podrían deberse a alteraciones en el ritmo del sueño. Además de la memoria, otras capacidades cognitivas pueden verse afectadas, pese a que el individuo no es consciente de esa transformación. Diversos estudios han demostrado por medio de técnicas de neuroimagen que los lapsos cognitivos cada vez más frecuentes y duraderos en los pacientes son una muestra de la privación crónica del sueño.

En la actualidad, se están llevando a cabo estudios encaminados a determinar los cambios que se producen en los patrones de sueño de personas que tienen un alto riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Sus resultados preliminares sugieren que durante las fases previas al desencadenamiento de la enfermedad, denominadas deterioro cognitivo leve de tipo amnésico, estas personas presentan una disminución significativa del sueño REM, acompañada de una mayor presencia de despertares durante el sueño.

Las afectaciones cognitivas más importantes que se producen como consecuencia de un trastorno del sueño se dan en los casos que cursan durante la infancia. La falta de tratamiento de los trastornos del sueño en la infancia repercute tanto sobre el aprendizaje y la memoria, como sobre el desarrollo y la maduración del cerebro, pudiendo conllevar daños cognitivos irreversibles.

Aunque existen medidas específicas encaminadas a prevenir los trastornos del sueño, implantar una higiene del sueño, como acostarse siempre a la misma hora o reducir la actividad física a medida que se acerca la noche fomentando la relajación, puede ayudar a prevenirlos o evitar su agravamiento.

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