Ciertas medidas higiénicas mejoran la calidad de vida de los discapacitados con incontinencia urinaria

El Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI) ha destacado, en el marco de la celebración del Día Mundial de la Discapacidad, que es necesario aumentar el grado de sensibilización de la opinión pública sobre la incontinencia para lograr la integración laboral y social de las personas discapacitadas que sufren este problema.

La incontinencia urinaria puede aparecer como dependiente de la discapacidad o que la misma incontinencia genere la discapacidad

Se estima que en el mundo una de cada 10 personas viven con algún grado de discapacidad. El 69,5% de las discapacidades se dan en mayores de 65 años y de los que sobrepasan dicha edad, un 32,5% padecen alguna deficiencia.

La incontinencia urinaria puede aparecer como dependiente o como asociada, e incluso en algunos supuestos, el mecanismo revierte en sentido contrario, y el problema o la patología del incontinente es la que desencadena la discapacidad.

Por ejemplo, en el caso de los lesionados medulares, la vejiga no recibe el estímulo idóneo para desencadenar la micción y se elimina, por tanto, la señalización y el establecimiento del neurocircuito desde el cerebro y no se controla la voluntariedad del proceso.

Las medidas terapéuticas paliativas se deben implantar, en los casos donde la discapacidad desarrolle incontinencia, tratando ambos factores a la vez (la patología de base y la incapacidad para retener la orina).

Frente a la incapacidad retentiva vesical, la higiene meticulosa, el abundante aporte de líquidos y el uso de un absorbente o el colector adecuado son básicos para la mejora de la calidad de vida del paciente.

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