La incontinencia crónica es una enfermedad común que afecta a entre el 4 y el 8% de la población y está asociada a otras muchas patologías como la diabetes, el ictus, las enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson…) o la disfunción eréctil.
Ante esta situación, es especialmente importante establecer una serie de criterios dirigidos al cuidado del paciente que tengan como objetivo mejorar su calidad de vida a la vez que ahorrar costes al sistema sanitario.
Precisamente, en el seno del 5º Foro Global sobre Incontinencia que se celebra estos días en Madrid con el lema de "Mejor atención, mejor salud: hacia un marco de mejores soluciones para la continencia", se ha presentado un nuevo estudio que revela que los sistemas sanitarios podrían mejorar la atención al paciente y ahorrar costes si adoptaran el enfoque adecuado.
El informe "Especificaciones para un servicio óptimo hacia la continencia", que ha sido elaborado por expertos multidisciplinares de todo el mundo, en colaboración con KPMG, describe una serie de principios para organizar mejor la atención a personas con incontinencia y cómo, a su vez, ahorrar costes tanto a los ámbitos sanitarios como a los de servicios sociales.
"La incontinencia es un problema infravalorado e infratratado o tratado de manera incorrecta que supone una carga considerable en la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores", ha declarado Adrian Wagg, Profesor de Envejecimiento Saludable del Departamento de Medicina de la Universidad de Alberta (Canadá) y autor principal del informe.
El documento recomienda un enfoque integrador del abordaje de la incontinencia y define un sistema diseñado para guiar al paciente a través de las fases de detección de los síntomas, evaluación y tratamiento individualizado.
De esta forma, el informe incluye la necesidad de la mejora del proceso de detección y tratamiento; la transferencia de la responsabilidad de la atención básica en la gestión de la incontinencia a especialistas en enfermería de atención primaria, usando una coordinación de casos para asegurar un trabajo colaborativo con otros especialistas responsables del cuidado de los pacientes; estableciendo procesos completos de atención que cubran las necesidades de los pacientes y sus cuidadores en relación a los productos absorbentes, haciendo uso de la tecnología de manera integral para el cuidado de la continencia.
"Aunque existen guías clínicas nacionales e internacionales para la incontinencia, hasta ahora se ha puesto poco esfuerzo en estudiar la mejor manera de cuidar a las personas con esta enfermedad. Esta patología supone una limitación grave y se hace necesario planificar los servicios para el desarrollo adecuado de la atención de la incontinencia", ha afirmado el Prof. Wagg.
Ahorro al sistema sanitario
Dentro del Foro también se ha presentado un estudio económico desarrollado por la Universidad Erasmus de Holanda que identifica el impacto económico de la implementación del informe "Especificaciones para un servicio óptimo de la continencia". El estudio muestra que mejorar el protocolo de cuidados del paciente siguiendo las recomendaciones de dicho informe, aplicado en pacientes mayores de 65 años con 4 comorbilidades en Holanda, podría ahorrar 14 millones de euros al sistema sanitario holandés; y 106 millones en el ámbito de servicios sociales en un periodo de tres años.
El co-moderador de la conferencia, Ian Milsom, profesor de Obstetricia y Ginecología de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, ha comentado que "los dos estudios presentados hoy en el 5º Foro Global sobre Incontinencia contribuirán a la búsqueda de un camino a seguir para hacer frente al desafío del cambio demográfico. Al ayudar a la prestación de mejores servicios, se aliviará la presión sobre los sistemas de salud, apoyando el envejecimiento activo y saludable y, en definitiva, mejorando la calidad de vida de millones de ciudadanos de todo el mundo".
La incontinencia crónica en España
La incontinencia crónica, reconocida por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad, afecta de manera decisiva a la calidad de vida de los pacientes tanto en el entorno social (aislamiento), como en el físico (problemas de piel), sexual (distanciamiento de la pareja por miedo a la pérdida de orina), psicológico (depresión, ansiedad, pérdida de autoestima) y laboral (absentismo)
En cuanto a la prevalencia de la incontinencia crónica, se estima entre un 4-8%, sin embargo, es una patología infradiagnosticada, en ocasiones por el miedo y estigmatización del propio paciente y otras veces por la escasa sensibilización y detección de los propios profesionales sanitarios.
La incontinencia crónica ocupa el quinto lugar en cuanto a impacto en calidad de vida de los pacientes por encima de la diabetes y del infarto de miocardio.