Este mes de mayo se cumplen 30 años desde la constitución de la Iniciativa Global para el Asma, entidad que impulsa, cada 2 de mayo, la celebración del Día Mundial del Asma. Una iniciativa que, con el lema de este año, ‘Cuidados en el asma para todos', busca mejorar la salud y calidad de vida de todas las personas en el mundo.
Y, efectivamente, uno de los aspectos que más repercuten, de una manera positiva, en la salud y en la calidad de vida de las personas es la realización habitual de deporte.
A este respecto, merece la pena recordar que el asma es una enfermedad respiratoria en la que las vías aéreas se inflaman, pudiendo producir sibilancias, dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos. "El asma es el problema respiratorio más extendido y a menudo dificulta la práctica deportiva. Ello no significa que debamos renunciar al deporte de manera tajante. De hecho, muchos deportistas con asma pueden incluso competir con el entrenamiento y la medicación adecuados", apunta el Dr. Pablo Aranda, especialista en Medicina Deportiva de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.
Pero, ¿cuáles son los deportes más y menos adecuados para las personas con asma? En este sentido, según detalla el Dr. Aranda, "cabe considerar como mejores deportes para asmáticos la natación, el esquí de pista, el béisbol, el rugby, la gimnasia y el atletismo (carreras de velocidad, salto de obstáculos, etc.)".
Por el contrario, los deportes menos recomendables para asmáticos "son los de resistencia, como correr trayectos largos y el ciclismo, así como aquellos que requieren un gasto energético importante durante un periodo de tiempo prolongado, como el fútbol y el baloncesto. Esto es especialmente relevante para las modalidades que se practican en condiciones de frío, como el esquí de travesía o el hockey sobre hielo".
Consejos para evitar los ataques de asma cuando se practica deporte
Cuando se produce un ataque de asma, los músculos que rodean las vías respiratorias se tensionan y el revestimiento sufre una inflamación. Al inflamarse, se produce un estrechamiento de la luz de las vías aéreas. Esto reduce la cantidad de aire que puede pasar, generando sibilancias, dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos.
En ocasiones, el deporte puede desencadenar estos episodios. "La mayoría de las veces empiezan poco después de dejar de hacer ejercicio, aunque algunas personas pueden tener síntomas antes incluso de empezar a sudar. Pero las personas que desean hacer deporte pueden seguir una serie de consejos para disminuir o evitar los ataques de asma".
Según apunta el especialista, "el aire frío o seco puede provocar estos episodios. Por tanto, si se hace ejercicio en estas condiciones, se debe respirar a través de la nariz y cubrir la boca con una bufanda o máscara".
Otras recomendaciones se refieren a "evitar la práctica de deporte cuando el aire esté enrarecido o contaminado y no acercarse a campos y áreas donde se haya cortado el césped recientemente".
Además de lo anterior, "para entrar en calor, hay que caminar o practicar el deporte lentamente antes de incrementar el ritmo; cuanto más se haga, mejor. Y lo mismo para recuperarse".
Fármacos frente al asma y deporte
El tratamiento de base para las personas con asma es el corticoide inhalado. En función de los síntomas que vaya presentando el paciente, los especialistas se valen de los fármacos broncodilatadores, que se suman al corticoide inhalado. Para los tratamientos "de rescate", que se emplean cuando los pacientes presentan crisis, se pueden abordar en algunos casos con la misma medicación prescrita para el tratamiento de base, pero con dosis más elevadas, para una crisis puntual. Al margen de lo anterior, se sigue disponiendo de los clásicos broncodilatadores de acción rápida y corta duración.
Inmediatamente después del uso de los inhaladores, es conveniente enjuagarse la boca con agua para evitar efectos secundarios indeseados, como la afonía o la irritación en la garganta.
A la hora de practicar deporte, "los fármacos deben administrarse antes de comenzar. Dependiendo del tipo de medicación se hace de diferente manera: los beta-agonistas inhalados de acción corta o alivio rápido se toman de 10 a 15 minutos antes del ejercicio y su efecto dura unas 4 horas".
Por su parte, "los beta-agonistas de acción prolongada se deben usar por lo menos 30 minutos antes y pueden ayudar hasta 12 horas. No obstante, conviene tener presente que usar este medicamento todos los días lo hará menos eficaz con el tiempo", concluye Aranda.