Las alergias oculares han experimentado un significativo aumento en España en los últimos años, en gran parte motivado por las consecuencias directas e indirectas del cambio climático y el aumento de la contaminación ambiental. Clásicamente, se estimaba que aproximadamente un 20% de la población española sufría algún tipo de alergia ocular, una tasa que actualmente se sitúa por encima del 30%. El problema preocupa y ocupa a los oftalmólogos, tal y como se ha puesto de relieve en la XX Reunión Anual de la Sociedad Española de Superficie Ocular y Córnea (SESOC), que ha congregado en Madrid a unos 500 profesionales de toda España y que ha contado en la presente edición con la colaboración de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Y es que, para hacer frente a este problema, la cooperación interdisciplinar de oftalmólogos y alergólogos es clave, "siendo ésta imprescindible para frenar la expansión de las alergias oculares y optimizar su detección y manejo terapéutico", según subraya el Dr. José Manuel Benítez del Castillo, presidente de la SESOC, quien ha resaltado el éxito de este evento, "tanto por el número de congresistas como por lograr que prácticamente la mitad de los ponentes sean alergólogos, dando un paso más en nuestro objetivo de acercarnos a estos especialistas, con los que debemos trabajar más estrechamente para poner cerco a las alergias oculares", misión con la que se ha mostrado totalmente de acuerdo el Dr. Ignacio Dávila, presidente de la SEAIC.
Las conjuntivitis alérgicas, a la cabeza
Las alergias oculares son procesos inflamatorios de origen inmunológico de la superficie ocular. Su espectro clínico es muy variado, incluyendo desde las conjuntivitis alérgicas (estacionales o perennes), a la queratoconjuntivitis vernal y la queratoconjuntivitis atópica. De todas ellas, como señala el Dr. Benítez del Castillo, "las más habituales son las conjuntivitis alérgicas estacionales que, en la mayor parte de los casos, son leves", sin embargo, "hay hasta un 10% de pacientes con alergias oculares que presentan formas más graves, como la queratoconjuntivitis vernal o atópica, que pueden provocar graves trastornos y comprometer la visión".
Picor, enrojecimiento y escozor son los síntomas más comunes y frecuentes de estas alergias oculares, que habitualmente se asocian con rinitis alérgica y otras manifestaciones clínicas. Ante estos síntomas continuados, como recomienda el Dr. Pedro Arriola, coorganizador de esta reunión y que trabaja en el Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), "hay que acudir al médico, no se deben banalizar estas manifestaciones clínicas, que deben ser evaluadas y tratadas por un oftalmólogo que, en las formas más graves, se deberá apoyar también en la confirmación diagnóstica y la orientación terapéutica de los alergólogos".
El aumento de casos de alergias oculares se debe, fundamentalmente, a una mayor susceptibilidad inmunogenética, mayor exposición alergénica y a una mayor complejidad medioambiental. "Nuestros hábitos de vida actuales, la mayor contaminación ambiental y el predominio de un modo de vida en ‘burbuja', que evita la exposición habitual a algunos alérgenos, están impulsando las alergias oculares, que son más frecuentes en el entorno urbano y que afectan principalmente a adultos en edad laboral pero que tienen también una repercusión significativa en niños", tal y como resalta el presidente de la SESOC.
Impacto económico y en la calidad de vida
Aparte de la preocupación que supone el aumento de la incidencia de estas alergias oculares, los expertos reunidos en este foro han querido recordar que, a pesar de la creencia común de que estos trastornos suelen tener un carácter leve, suponen una gran afectación para la calidad de vida de los pacientes (e, incluso, de sus familiares, especialmente en el caso de pacientes pediátricos) y tienen un enorme impacto económico. Los estudios de calidad de vida muestran que los pacientes con alergias oculares refieren un peor estado general de salud percibida y una peor función visual. Pero, además, se sabe que estas alergias tienen un impacto negativo en los costes directos, indirectos, intangibles y oportunistas.
Como apunta la Dra. Margarita Cabanás, del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, "el hecho de que los procesos alérgicos estén incrementándose tiene, entre otras muchas consecuencias, un imparable crecimiento del gasto farmacéutico, una elevación de la comorbilidad (frecuentemente, la presencia de alergia ocular se asocia con otros trastornos, como asma, rinitis, poliposis, ojo seco, alergias alimentarias, otras alergias,…) y una mayor improductividad (debido, sobre todo, al aumento del absentismo laboral, y es que la mayor parte de los casos de alergia ocular se producen en población en edad laboral)". Todo esto sin tenerse en cuenta que, según los expertos, está infraestimado el número de casos de alergia ocular, lo que genera una alta tasa de infratratamiento.
Esto revela otro de los déficits que subsisten en relación con estas enfermedades, como es la alta tasa de autotratamientos no supervisados. Se advierte, por ejemplo, el empleo frecuente de medicaciones sin receta y remedios no farmacológicos, así como el riesgo de empleo de tratamientos subóptimos, lo que aumenta el riesgo de exacerbaciones y las posibilidades de cronificación de algunas de estas alergias oculares e, incluso, eleva el riesgo de que se produzca afectación corneal y pérdida visual.
Por eso, como han reclamado los expertos reunidos en este foro, es preciso poner más medios y una mayor atención para facilitar la detección y control de casos de alergia ocular, "lo que supondría no solo beneficios en términos de salud y calidad de vida, sino también un gran ahorro al sistema sanitario español", afirma el Dr. Benítez del Castillo, apostándose por medidas tales como la puesta en marcha campañas de prevención, llevar a cabo nuevos estudios, consensuar protocolos de abordaje y fomentar la colaboración multidisciplinar.