Hoy, día 2 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Infección por Staphylococcus Aureus Resistente a Meticilina. La mayor parte de las infecciones de piel y tejidos blandos están producidas por Staphylococcus aureus y estreptococos β-hemolíticos. El uso de antibióticos, fundamentalmente betalactámicos, es la base para el tratamiento de estas infecciones, pero en la actualidad la resistencia de Staphylococcus aureus a la meticilina se ha convertido en una epidemia. En España, esta resistencia no ha variado mucho a lo largo de los últimos años, pero se sitúa por encima de la media europea.
El crecimiento de la resistencia a los antibióticos se está acelerando a una velocidad alarmante
Una vez que el estafilococo entra en el cuerpo, puede propagarse a los huesos, las articulaciones, la sangre o cualquier órgano, como los pulmones, el corazón o el cerebro. Las infecciones graves por estafilococos son más comunes en personas con un sistema inmunitario débil.
Estas infecciones también pueden aparecer en personas sanas que no hayan estado hace poco en el hospital. La mayoría de estas infecciones son en la piel o de forma menos común infecciones pulmonares.
Un signo de una infección cutánea por estafilococos es un área de piel roja, hinchada y dolorida, que además puede presentar secreción de pus u otros líquidos. Estas infecciones en los pacientes que se encuentran en centros médicos tienden a ser graves.
Estas infecciones por estafilococos pueden darse en el torrente sanguíneo, el corazón, los pulmones, la orina o en el área de una cirugía reciente. El pronóstico de una persona depende de la gravedad de la infección y de su estado general de salud.
Los antibióticos han reducido la morbilidad y mortalidad por las enfermedades infecciosas, pero, según alertan los expertos, el crecimiento de la resistencia a los antibióticos se está acelerando a una velocidad alarmante. De hecho, hoy en día muchas bacterias son resistentes a varios antibióticos al mismo tiempo.
La aparición de estas resistencias es una consecuencia del uso continuo de antibióticos, ya que las bacterias evolucionan y mutan de manera natural, adquiriendo resistencia a los antibióticos destinados a combatirlas.