Las altas temperaturas propias de la época estival pueden suponer un inconveniente para conciliar el sueño e incluso pueden hacer que éste sea menos reparador que en los meses fríos del año. Además, los aires acondicionados o los ventiladores, tan comunes en las casas, pueden también dificultar el descanso y provocar que la sensación de levantarse con baja energía, por la mañana sea poco habitual.
El número de horas necesarias para conseguir un descanso óptimo y la calidad del sueño cambian a lo largo de las diferentes etapas de la vida. Desde las 12 horas recomendadas en los niños de 3 a 5 años, hasta las 7-8 horas recomendadas en adultos mayores. Pero son estos últimos los que, por razones fisiológicas, experimentan más problemas tanto a la hora de conciliar el sueño como a la hora de conseguir un descanso reparador.
La dificultad para conciliar el sueño o el insomnio aparece con mayor frecuencia en la vejez, especialmente en personas que padecen enfermedades crónicas. De hecho, según la Sociedad Española de Neurología, el 25% de las personas que sufre alzhéimer se enfrenta a episodios frecuentes de insomnio, una cifra que se eleva hasta el 98% en enfermos de Parkinson.
"El insomnio puede afectar a las personas mayores de un modo transitorio, agudo o crónico. Esto suele ocurrir en distintas etapas de la vida, pero sucede con mayor frecuencia en personas mayores y, especialmente en verano, por las elevadas temperaturas. También suelen experimentar un sueño más corto y menos profundo, por los cambios del organismo con el paso del tiempo", explica David Curto, responsable en Sanitas Mayores.
La falta de sueño puede provocar problemas de salud. Para lograr una correcta higiene del sueño y disfrutar de un descanso reparador en verano, los expertos de la mencionada compañía han elaborado un listado de seis consejos que ayudarán a las personas mayores a evitar el insomnio y dormir mejor.
- Mantener un nivel de actividad física regular: El ejercicio moderado, practicado de forma regular, es beneficioso para la salud en general, hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas y facilita el descanso nocturno. Nadar, caminar o montar en bicicleta son algunas de las actividades más recomendadas, aunque en esta época del año conviene no llevarlas a cabo en las horas centrales del día, para evitar golpes de calor.
- Evitar las siestas prolongadas: No son recomendables las siestas prolongadas, muy extendidas en verano. En periodos cortos, de entre 20 y 30 minutos, no tienen implicación para el sueño nocturno, pero si se prolongan más, es probable sufrir problemas a la hora de conciliar el sueño por la noche. En caso de sufrir insomnio, sería aconsejable hacer una revisión de las mismas en cuanto a duración y momento del día.
- Cuidar la alimentación: Es importante llevar una dieta sana y equilibrada, pero conviene tener especial cuidado con la alimentación por la noche. Evitar las cenas copiosas y las bebidas azucaradas o con cafeína antes de ir a dormir es clave para conciliar el sueño. También es importante restringir la ingesta de líquidos antes de dormir, ya que puede que interrumpan el sueño y sea necesario ir al baño.
- Seguir una rutina: Tener una rutina regular del sueño ayudará a nuestro organismo a acostumbrarse a dormir y despertar a la misma hora, lo que facilitará la conciliación del sueño al acostarse. Además, éste será más reparador y la calidad del descanso mayor.
- Preparar el cuerpo para el sueño: A nivel mental y físico, es importante preparar el cuerpo para dormir. Evitar la actividad física en las horas previas al sueño, no escuchar la radio a un volumen elevado o hacer una desconexión digital un tiempo antes de acostarse harán que, al entrar en la cama, el cuerpo esté preparado para descansar sin interrupciones.
- Crear un entorno que favorezca el descanso: Cerrar las persianas, apagar el aire acondicionado, aislar la habitación de ruidos exteriores, utilizar ropa de cama cómoda o alejar el teléfono móvil de donde se va a descansar son algunos consejos esenciales para favorecer el sueño. Las distracciones o los agentes externos que puedan condicionar la relajación del cuerpo deben minimizarse.