Sólo el 0,3% de las personas con diabetes tipo 2 controlan adecuadamente los principales factores de riesgo cardiovascular asociados a esta enfermedad

Estos factores son un control de glucosa en sangre incorrecto, la tensión arterial alta, el sobrepeso y la dislipemia
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de fallecimiento de las personas con diabetes, que tienen un riesgo cinco veces mayor de padecerlas que las personas sin diabetes

Sólo el 0,3% de las personas con diabetes tipo 2 alcanza el objetivo de control de los cuatro principales factores de riesgo cardiovascular modificables, lo que incrementa hasta en cinco veces más su riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular frente a las personas sin diabetes. Y es que, "el elevado nivel de azúcar en sangre, característico de esta enfermedad, se asocia frecuentemente tensión arterial alta, alteración de los lípidos y obesidad, lo que acaba produciendo que dos de cada tres pacientes con diabetes tipo 2 fallezcan de una enfermedad cardiovascular, en especial, cardiopatía isquémica e ictus", tal y como lo ha explicado el doctor explica Manuel Puig, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Por tanto, como recuerda la doctora Almudena Castro, responsable del Grupo de diabetes de la Sociedad Española de Cardiología, "el abordaje de estos pacientes debe ser multifactorial y multidisciplinar, con un correcto seguimiento y una buena coordinación entre Atención Primaria, Endocrinología y Cardiología".

Ambos expertos han participado, en el marco del 59 Congreso Nacional de la SEEN, en los "Coloquios, de corazón, en diabetes", moderados por la periodista Ángeles Blanco. Un espacio, patrocinado por Novo Nordisk, en el que se ha profundizado en la relación entre la diabetes y la enfermedad cardiovascular.

Aproximadamente el 14% de la población española padece diabetes, lo que supone más de 5,3 millones de personas. La diabetes tipo 2 es la más prevalente, de hecho, en España la padece entre el 90% y 95% de los pacientes con diabetes.

Prevención del riesgo CV

La diabetes implica unos niveles de glucosa en la sangre elevados que, además de dañar diversos órganos, también afecta a los vasos sanguíneos, favoreciendo la aparición de la placa de ateroma lo que provoca que el flujo de la sangre cada vez sea más difícil y que los vasos puedan acabar obstruyéndose.

No obstante, la mayoría de las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse siguiendo unos hábitos de vida saludables y controlando los principales factores de riesgo, como la diabetes. Para disminuir este riesgo, y como recomienda el doctor Puig, "las personas con diabetes tipo 2 deben seguir las mismas recomendaciones que hay para el resto de la población: hacer actividad física, dieta mediterránea y no fumar".

En cuanto a la actividad física, la doctora Castro aclara que lo importante es mantenerse activo. "No sirve de mucho practicar deporte una hora al día y el resto del tiempo llevar una vida sedentaria o estar sentado casi todo el tiempo. Hay que moverse más, es decir, incrementar la actividad física. No sólo es ejercicio físico sino tener una vida activa", matiza.

Por tanto, continúa, esta experta, "lo más importante para favorecer unos buenos hábitos de vida es seguir fomentando las políticas de salud pública y la educación a la persona sana para que no enferme y, si ya lo está, fomentar el autocuidado para un control óptimo de la diabetes".

"Sin duda, hay que transmitir al paciente la importancia que tiene la diabetes tipo 2. Sin generar miedo, pero siendo conscientes que tenemos que motivarle para que comprenda que un control inadecuado de la misma puede originar trastornos y complicaciones graves para su salud", indica el presidente de la SEEN.

Avances terapéuticos

Junto a la dieta y el ejercicio, el tratamiento es el otro pilar básico en el tratamiento de esta enfermedad y las patologías asociadas. En los últimos años se han desarrollado tratamientos, como liraglutida, que permiten un mejor control de las personas con diabetes y enfermedad cardiovascular.

"Contar con estas nuevas opciones terapéuticas contribuye a reducir de manera muy importante la mortalidad cardiovascular de nuestros pacientes, así como el riesgo de sufrir un infarto o un ictus. Además, de sus efectos favorables en la presión arterial y otros factores de riesgo vascular", asegura la doctora Castro.

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