La vitamina D es una molécula imprescindible para el mantenimiento de la salud y el correcto funcionamiento del organismo. Actúa como una hormona que interviene en muchos procesos del organismo, por eso su déficit puede aumentar el riesgo de padecer algunas enfermedades (osteoporosis, obesidad, hipertensión, padecer más infecciones, etc.…). El ritmo de vida, malos hábitos alimenticios, la falta de exposición solar o patologías musculoesqueléticas y de malabsorción intestinal, entre otras, son responsables de que cada vez se detecten más casos de déficit de esta vitamina. Aunque no existe un consenso firme, se considera que los niveles óptimos se encuentran entre los 30-50 ng/ml 25(OH)D en sangre.
Los alimentos son la principal fuente de todas las vitaminas, excepto de la vitamina D, de la que solo se obtiene un 10% a través de la dieta. El 90% restante lo fábrica el propio organismo a través de un proceso de síntesis que tiene lugar en la piel cuando la luz solar incide en ella.
Cuando se produce un déficit de esta vitamina, la suplementación puede ser un método adecuado para recuperar los niveles óptimos. No obstante, es necesario conocer las dosis adecuadas para cada situación y necesidad, así como los diferentes modos de presentación y administración.
"Hay muchas razones por las que se puede producir un estado carencial de vitamina D", explica la Dra. Ana Ortiz, gerente del Área de Salud del Laboratorio Farmasierra, "pero no es lo mismo que se produzca por una baja exposición solar que por problemas de malabsorción intestinal (celiacos, intolerantes a la lactosa, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn…), renales, hepáticos o que esté asociado al tratamiento con diferentes fármacos. Por eso, para recuperar los niveles óptimos de esta esta hormona, es necesario conocer la situación de partida y saber el perfil del paciente, así como diferenciar entre la vitamina D2 (de origen vegetal y menos efectiva) y la vitamina D3 (de origen animal y la más activa)".
La Dra. Ortiz explica que a la hora de hablar de suplementación con vitamina D3 debemos recordar que existen productos con diferentes cantidades de vitamina D3 y que no todos ellos pueden ser igual de efectivos. "No es lo mismo una dosis de mantenimiento, como pueden ser 1.000 UI, que una dosis de 50.000 UI/semana para tratamiento de la deficiencia, que solo debe ser administrada bajo supervisión médica", detalla.
Además, a la hora de suplementar la vitamina D3 otro aspecto a tener en cuenta es la formulación y composición de los productos. En este sentido, desde Farmasierra detallan que la vitamina D3 es de por sí una molécula muy inestable y que en el proceso de fabricación propio de sus productos con vitamina D3 cuentan con altos estándares de calidad que garantizan que sus comprimidos contienen dosis con cantidades exactas (1.000 UI, 50.000UI…) y con una gran estabilidad en su formulación.
Vitamina D en comprimidos
"Hemos desarrollado una formulación propia de vitamina D3 que, a diferencia de otras, garantiza la cantidad exacta y la estabilidad de vitamina D por comprimido a lo largo del tiempo útil del producto desde su fabricación hasta su fecha de caducidad", detalla Ortiz.
En el caso de la suplementación en bebés y niños pequeños, "la presentación en solución oleosa permite una absorción óptima de la vitamina D en el organismo y cuenta con una pipeta de dosificación exacta para una administración exacta, segura y cómoda, evitando así el riesgo de sobredosificación de otros sistemas de administración".