Un 33% de las muertes producidas en el trabajo son por enfermedades cardiovasculares y muchas derivan en parada cardiaca

La instalación de desfibriladores en los espacios de trabajo es clave para evitar lasmuertes producidas por accidentes cardiacos en el entorno laboral
Se incorpora cada vez de manera más intensa a la política de prevención de accidentes laborales

Según el Informe de Siniestralidad Laboral elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo en 2018 aumentaron el número de fallecidos en un 5,5%, marcándose así la mayor siniestralidad laboral desde el año 2011. Aunque es interesante destacar que desde el 1988 los fallecidos por accidentes laborales en España han descendido hasta un 62,7%.

Del total de estas muertes producidas en el trabajo un 33% por ciento de las mismas se han producido por enfermedad cardiovascular, entre las que se encuentra la parada cardiaca. Entre las causas de fallecimiento cardiovasculares, los infartos, derrames cerebrales y otras causas naturales supone casi el doble de las muertes derivadas de los accidentes de tráfico. En cuanto a los sectores el de servicios es donde se produjo la gran mayoría, seguido de industria, construcción y el sector agrario el más seguro. Y por sexo murieron más hombre que mujeres, en concreto 602 varones frente a 50 mujeres.

La cardioprotección de espacios de trabajo se ha convertido en un elemento fundamental en las estrategias de prevención e innovación para combatir los accidentes de trabajo ya que no se debe olvidar que el 80% de las paradas cardíacas se producen en el trabajo o en el domicilio al ser los lugares donde nos encontramos la mayor parte del tiempo.

Según Nuño Azcona, Director General de B+Safe (Grupo Almas Industries), empresa líder en España en la cardioprotección de espacios "cada año se producen cientos de accidentes cardíacos en los espacios de trabajo, así que la cardioprotección permite una respuesta inmediata para intentar minimizar su impacto, lo que podría ayudar a salvar muchas vidas. Afortunadamente la cardioprotección ha llegado a nuestro entorno laboral para quedarse. Nuestras comunidades autónomas están implantando leyes que estan protegiendo los entornos laborales y esto es un gran acierto. Pero queda mucho por hacer y debemos reflexionar sobre el hecho de disponer de un desfibrilador en el puesto de trabajo significa "la diferencia entre la vida o la muerte", ya que pueden mantener el corazón de una persona funcionando hasta que lleguen los sanitarios.

Solución DOC®

Los avances tecnológicos han permitido crear DESA fáciles de utilizar por personal no sanitario y con las máximas garantías de calidad y seguridad.

B+Safe ha patentado la solución DOC® (Desfibrilador Operacional Conectado) única del mercado que ofrece todas las soluciones integradas en el propio equipo que permanece conectado y operativo las 24 horas del día. El desfibrilador semi-automático Philips, unido a un sistema de comunicación, garantiza 24 horas los diferentes servicios de telecontrol, geolocalización, tele-asistencia, asistencia verbal directa de un especialista de emergencias presta al usuario, alerta automática de socorro. Además, B+Safe dispone de un centro de atención telefónica y equipo técnico propio para su mantenimiento.

Espacios cardioprotegidos conectados

La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos.

Estas zonas cuentan con, al menos, un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos.

Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, denominados

Cadena de Supervivencia:

  1. Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia
  2. Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP)
  3. Desfibrilación temprana
  4. SVA y cuidados post-resucitación

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