Según ha señalado Roberto Elosúa, coordinador del Grupo de Epidemiología y Genética Cardiovascular del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM-Hospital del Mar) en el curso Medicina personalizada: la genómica aplicada a la práctica clínica, "la prevención cardiovascular es uno de los retos de nuestra sociedad". Esta prevención se fundamenta en la estimación del riesgo cardiovascular mediante funciones matemáticas que se utilizan para definir las medidas preventivas a aplicar en cada paciente. Estas funciones de riesgo tienen una limitación ya que un gran número de acontecimientos cardiovasculares se presentan en el grupo de personas de riesgo moderado o bajo.
En la actualidad se está investigando el papel que pueden tener nuevos biomarcadores de riesgo en la predicción de futuros acontecimientos cardiovasculares. Un grupo de estos biomarcadores está constituido por las características genéticas. Según se estima, aproximadamente un 40% del riesgo de presentar un infarto está relacionado con ellas.
Otro ponente, Óscar Campuzano, investigador del Centro de Genética Cardiovascular de Girona, ha analizado la relación entre la muerte súbita cardiaca y la genética. Se han identificado mutaciones de genes que codifican proteínas cardiacas como factores de riesgo en la patogénesis de arritmias familiares letales.
Por otra parte, Francisco Pérez Jiménez, catedrático y jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba), ha analizado en su ponencia la influencia de los factores genéticos en la obesidad. "Actualmente se conoce que existe un pequeño número de tipos de obesidad, generalmente mórbida, que son de carácter monogénico y tienen capacidad para condicionar el desarrollo del proceso en sociedades con abundancia de alimentos en la población", ha afirmado.
Según Pérez Jiménez. sería posible que en el futuro se identificaran nuevas variantes que explicaran la heredabilidad de este proceso y, por tanto, se pudieran abordar nuevas estrategias diagnósticas.