Los ingenieros de Ford han desarrollado un prototipo de asiento que permite monitorizar la actividad cardiaca del conductor y podría contribuir a reducir el número de accidentes y víctimas derivados de los ataques al corazón al volante.
Este prototipo de asiento utiliza tecnología electrocardiográfica que monitoriza los impulsos eléctricos generados por el corazón, convirtiéndolos en señales que pueden ser analizadas para detectar signos de irregularidades que pueden avisar de manera preventiva de que el conductor podría padecer un ataque cardiaco u otras dolencias cardiovasculares. La actividad cardiaca es detectada a través de la ropa del conductor por unos sensores instalados en el asiento.
Según las conclusiones del programa INMMORTAL desarrollado en la Unión Europea, los conductores que padecen enfermedades cardiovasculares tienen de media un 23% más de posibilidades de verse implicados en un accidente de tráfico. La cifra sube hasta un 52% para los conductores que sufren de angina de pecho.
Debido al envejecimiento de la población puesto que se estima que en 2025 el 23% de la población europea tendrá 65 años o más y en 2050 esta cifra alcance el 30%, el número de conductores con riesgo de sufrir ataques cardiacos aumentará en las próximas décadas.
Aunque este innovador proyecto de Ford esté aún en fase de investigación podría convertirse en el futuro en un importante avance tecnológico que aumentaría la seguridad en la carretera.