La Unidad de Ictus del Hospital Universitario Vall d´Hebron (Barcelona) y el Instituto de Investigación Vall d'Hebron (VHIR) van a liderar un estudio europeo sobre los efectos de la hipotermia como protector del daño cerebral, tras sufrir un ictus o accidente cerebrovascular.
Enfriar al cerebro durante las seis horas inmediatamente posteriores a un ictus, a temperaturas cercanas a los 33 y 34 grados centígrados, podría ser clave para reducir la magnitud del daño cerebral. El potencial beneficio afectaría a cientos de miles de pacientes al año.
La hipotermia terapéutica ya se utiliza con eficacia en la reducción de la lesión cerebral isquémica después de un paro cardiaco, lesiones durante el parto o incluso daño cerebral postraumático. La hipotermia actúa induciendo una especie de hibernación en el cerebro, reduciendo al mínimo la necesidad de oxígeno y así logra prevenir mayores daños. La técnica también está siendo seguida con interés por la Agencia Espacial Europea, debido a sus posibles aplicaciones en el futuro para los viajes espaciales de larga distancia.
El Hospital Universitario Vall d´Hebron tendrá un papel muy destacado en este estudio, ya que además de sus responsabilidades en el liderazgo del ensayo, se espera que reclute un elevado número de pacientes.
Cada 40 segundos alguien sufre un ictus en Europa y, sin embargo, son muy limitados los tratamientos disponibles para esta enfermedad que supone la mayor causa de muerte después de la enfermedad isquémica del corazón. Además, un ictus puede tener consecuencias devastadoras no solo para los pacientes, sino también para sus más allegados, especialmente cuando los pacientes sufren discapacidades graves o leves pero que afectan a su calidad de vida.
Este estudio es un hito para las perspectivas de supervivencia de los pacientes con ictus y puede suponer un cambio de enfoque en la atención de pacientes afectados en todo el mundo.