La beca IKEA-SES para el desarrollo de proyectos de investigación sobre el sueño y sus trastornos impulsados por miembros de la Sociedad Española de Sueño (SES), dotada con 25.000 €, ha premiado en su segunda edición a dos nuevos proyectos investigadores, cuyos nombres fueron anunciados durante la celebración de la XXIX Reunión Anual de la SES, que tuvo lugar durante el pasado mes de octubre. Uno de los proyectos premiados por la beca adquiere especial relevancia, pues aborda uno de los temas más controvertidos de la medicina, el descanso y el sueño infantil, un ámbito en el que desde los años noventa se ha creado un amplio debate entre dos corrientes en apariencia antagónicas: el colecho y los métodos para enseñar a dormir solos a los niños.
"En medicina del sueño pediátrico llevamos muchos años de investigación, pero los conocimientos que tenemos en este ámbito aún no son muy grandes. Hay mucha opinión, pero pocos datos, así que la idea que tenemos con este estudio es conseguir esos datos objetivos", señala Gonzalo Pin, miembro del grupo de Pediatría de la SES y portavoz del grupo de estudio multidisciplinar que llevará a cabo la investigación, formado por pediatras, psicólogos, biólogos y neurofisiólogos que parten de posiciones diferentes en el debate. "Yo creo que es la primera vez que sucede algo así, que personas que en teoría partimos de posiciones diferentes, haciendo un esfuerzo de humildad y colaboración, nos ponemos de acuerdo en objetivos y metodologías. Al final todos queremos salir de ese debate absurdo que arrastramos desde los años '90 y también todos tenemos un objetivo común: mejorar la calidad del sueño de los niños", añade el pediatra.
Para el estudio piloto los investigadores reclutarán al a menos 50 familias cuyos hijos sean alimentados con lactancia materna y a otras 50 que hayan optado por la leche de fórmula. Esas mismas familias, que serán reclutadas en las maternidades del Hospital Quirón Salud València y del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona (uno privado y otro público, para de esta forma aumentar la variabilidad y la diversificación de la población objeto del estudio), decidirán sin ninguna indicación cómo duermen sus hijos, si en colecho o separados. Durante los tres primeros años de vida del bebé, una semana al mes, la madre y el bebé llevarán una pulsera de actigrafía que medirá la actividad, la temperatura, la exposición a la luz y las horas de sueño de madres e hijos.
"Con los datos objetivos que nos va a proporcionar la actigrafía podremos ver si existe alguna diferencia en el ritmo circadiano de los niños en función de esas cuatro variables: alimentación con lactancia materna, alimentación con fórmula artificial, colecho y dormir separado, lo que nos permitirá empezar a tener un conocimiento de cuáles son en nuestra sociedad actual -que no tiene nada que ver con la de hace 20, 50 o 100 años- las condiciones ambientales y nutricionales en las que el niño se desarrolla de una manera más armónica", añade Gonzalo Pin, que destaca la importancia de que el estudio se realice "en el hogar de los niños, en su vida normal y no en un laboratorio" y durante un periodo en el que el sueño es fundamental en el desarrollo del lóbulo frontal y de la función ejecutiva. "Cuando un niño cumple 2 años en teoría se ha pasado 13 meses de su vida durmiendo, así que hablamos de una etapa en la que el sueño tiene mucho valor para el correcto desarrollo de los niños", señala.
Diagnosticar la enfermedad de Parkinson mucho antes de que dé síntomas
El segundo proyecto de investigación premiado por la beca, por su parte, puede suponer un antes y un después para adelantar el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson, algo que, a su vez, puede ser de gran relevancia cuando exista un tratamiento para enlentecer o detener el desarrollo de esta dolencia neurológica.
Como explica el doctor Carles Gaig, neurólogo y especialista en sueño del Hospital Clinic de Barcelona, hoy en día se sabe que en un periodo de entre 5 y 15 años, la gran mayoría de los pacientes diagnosticados de trastorno de conducta del sueño REM idiopático desarrollan la enfermedad de Parkinson. El trastorno de conducta del sueño REM idiopático es una parasomnia que se manifiesta habitualmente en personas mayores de 50 años y que se caracteriza por el hecho de que los pacientes sufren pesadillas desagradables y de contenido violento que, a diferencia de lo que ocurriría en personas sin el trastorno (que están paralizadas en fase REM y no se pueden mover), se mueven y representan lo que están soñando, de forma que chillan, insultan o dan patadas y puñetazos. "Podríamos decir que este trastorno del sueño es un síntoma muy inicial de la enfermedad de Parkinson, que es una dolencia que empieza a desarrollarse hasta 20 años antes de que empiece a dar los síntomas típicos que asociamos con ella", señala.
En base a esta realidad, lo que pretende el estudio liderado por el doctor Carles Gaig es ver si se puede detectar en la piel o en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes diagnosticados de trastorno de conducta del sueño REM idiopático la proteína que se acumula de forma anormal en el cerebro de los enfermos con Parkinson, la alfa-sinucleína (AS).
"Acabamos de publicar en Lancet Neurology un estudio que concluye que en el 90% de los pacientes con este trastorno del sueño se puede detectar la alfa-sinucleína en el líquido cefalorraquídeo. Pero claro, esto implica hacer una punción lumbar, que es un procedimiento con anestesia y complejo. Así que lo que queremos ver es si también se puede diagnosticar esta proteína haciendo un procedimiento mucho más sencillo como es una biopsia de piel. Al hacer estas biopsias se obtienen unas terminales nerviosas muy pequeñas y creemos que en ellas puede encontrarse esta proteína y que la podremos detectar con la RT-QuIC, una técnica que, si en un tejido hay una pequeñísima cantidad de una proteína, consigue replicarla para que la podamos detectar", explica el neurólogo.
La idea del estudio, en el que participarán 60 pacientes diagnosticados de trastorno de conducta del sueño REM idiopático y otros 60 sanos, es comprobar qué lugar es más sensible para detectar la proteína alfa-sinucleína: si el líquido cefalorraquídeo o la piel. Y en este segundo caso, la piel de qué zona, si la de la región cervical o la de la pierna. "De momento con esto ya podremos dar al paciente un diagnóstico confirmado mucho antes de desarrollar la enfermedad, lo que le evitará ir dando vueltas. Por otro, si alguna vez hay un fármaco o tratamiento que frene la enfermedad, poder tener este diagnóstico con tanta antelación será muy relevante", concluye Gaig.