Entre el 20 y 30% de la población en España está diagnosticada como hipertensa, si bien hasta un tercio de estos pacientes están incorrectamente diagnosticados y con un tratamiento erróneo por culpa del síndrome de la bata blanca, que les provoca una subida de la presión arterial cuando van al médico. En realidad, estos pacientes no son hipertensos, sino que presentan subidas puntuales que luego no se confirman por otros medios.
La hipertensión es uno de los factores más importantes de riesgo y que más mortalidad causa, pero es necesario identificar otros factores añadidos como el colesterol alto, una insuficiencia renal ligera o microalbuminuria, para saber si hay un riesgo importante de enfermedades cardiovasculares.
Aunque muchos de los tratamientos habituales contra la hipertensión son bien tolerados, el efecto más frecuente que provoca en estos casos es que se baje la tensión arterial por encima de los valores normales, lo que les hace la vida más complicada a estos pacientes.
Pero, además, en otros casos la medicación puede provocar efectos secundarios múltiples, que pueden ir desde la aparición de edemas, ralentización del ritmo cardiaco, alteraciones en los lípidos, o impotencia, en el caso de los diuréticos y los betabloqueantes.