Una de cada tres mujeres lactantes padece mastitis

Una reciente clasificación muestra que no todas las mastitis presentan fiebre y dolor.
La mastitis se produce por una alteración de los microorganismos de la glándula mamaria que puede llegar a obstruir los conductos galactóforos.

Hasta un 33% de las mujeres que deciden amamantar a sus bebés padecen mastitis, que consiste en la inflamación de uno o varios lóbulos de la glándula mamaria, acompañada o no de infección. Esta condición constituye la principal causa médica de abandono precoz de la lactancia.
En la mastitis se produce una alteración de los microorganismos presentes en la glándula mamaria, en la mayoría de los casos, debida a un aumento de Staphylococcus aureus y una disminución de Lactobacilos. Esta alteración puede llegar a obstruir los conductos galactóforos, dificultando el paso de la leche y provocando inflamación.

Dependiendo de los síntomas, la presencia o ausencia de fiebre y dolor, se describen tres tipos de mastitis:

Mastitis Aguda

  • La más conocida y diagnosticada, pero no la más frecuente.
  • Síntomas caracterizados por enrojecimiento, aumento de tamaño del pecho, zonas de induración, disminución de la secreción de la leche, síntomas similares a los de la gripe: fiebre, dolores musculares, dolores articulares, escalofríos.

 

Mastitis Subaguda

  • La sintomatología se caracteriza por dolor en el pecho (pinchazos, calambres, sensación de quemazón), zonas de induración en el interior del pecho y disminución de la secreción de leche (la leche sale por 1-2 orificios y escurre/gotea). Además los niños realizan tomas largas y/o frecuentes, al mismo tiempo que alternan momentos en los que están relajados con fases en las que hacen un amamantamiento agresivo (tiran del pezón, movimientos característicos de cabeza).


Mastitis Subclínica

  • Es la más común, pero menos diagnosticada debido a que no se presenta dolor.
  • La sintomatología es similar a la mastitis subaguda, problemas en la toma de leche, con la diferencia de que en este caso no hay dolor.

Bacterias de la leche materna

Se ha demostrado en diversos estudios que la leche materna no es estéril, sino un fluido nutritivo complejo y vivo. La leche materna contiene bacterias que se transmiten al bebé durante la lactancia para la formación de su propia microbiota intestinal. Entre las bacterias aisladas de la leche materna se encuentran representantes de los géneros Staphylococcus, Streptococcus, Enterococcus, Lactococcus, Lactobacillus, Weissella y Leuconostoc. De todas las bacterias encontradas en la leche materna, los lactobacilos son aquellos que han despertado un mayor interés en la comunidad científica al ser considerados potencialmente probióticos.

En la mastitis aguda el tratamiento habitual es el antibiótico, no siendo del todo efectivo debido a la resistencia bacteriana y a la formación de biofilms, dentro de los cuales se produce adhesión y aglomeración bacteriana. En la glándula mamaria coexisten cepas con distinta sensibilidad a los antibióticos, además se ha de tener en cuenta que la formación de biofilms dificulta la llegada del antibiótico a la totalidad de las bacterias.

Estas dificultades en el uso de antibióticos plantearon la posibilidad de utilizar probióticos para el tratamiento de los diversos tipos de mastitis. El único probiótico aislado de leche materna que ha demostrado en varios trabajos que reduce la concentración bacteriana de Staphylococcus en la leche materna y el dolor durante la lactancia es Lactobacillus fermentum Lc40 (CECT5716).

La ingestión de Lactobacillus fermentum Lc40 (CECT5716) contribuye a restablecer el equilibrio de la flora mamaria, permitiendo una lactancia más cómoda y saludable, disminuyendo el dolor desde la primera semana y reduciendo el índice de recurrencias de mastitis. Esto ayuda al mantenimiento de la lactancia ya que la mastitis es la principal causa médica de abandono precoz e indeseado de la lactancia.

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