Un antibiótico que se utiliza hoy en día en veterinaria inhibe dos factores de transcripción relacionados con la aparición del sarcoma de Ewing, un cáncer que afecta a niños y jóvenes. Aunque se cree que esta misma molécula no se podrá usar de forma directa para este uso en humanos, el hallazgo abre las puertas a encontrar nuevos fármacos que posean un efecto similar.
Cáncer infantil
El sarcoma de Ewing es el segundo cáncer de hueso más común y afecta a niños y adolescentes. En la actualidad, si se diagnostica a tiempo y no presenta metástasis, se puede curar en el 80% de los casos pero entre el 25% y el 30% de los casos se diagnostican cuando ya existe metástasis y, en estos casos, la supervivencia disminuye hasta el 30%.
Este tipo de cáncer suele pasar inadvertido o diagnosticarse erróneamente como dolores de crecimiento o una lesión deportiva porque los síntomas suelen ser semejantes a los de las lesiones que los niños pueden sufrir haciendo deporte.
Es frecuente que los pacientes con sarcoma de Ewing presente dolor en el lugar del tumor e hinchazón o una sensación de calor. El dolor puede aumentar al hacer ejercicio físico o durante la noche. Unas semanas después de la aparición del dolor es posible que se observe un bulto blando en la zona afectada.
Si el tumor se ha extendido o creado metástasis en otras partes del cuerpo, como los pulmones o la médula ósea, también pueden observarse síntomas en esas zonas. En algunos casos, la primera señal de la patología es la fractura de un brazo o una pierna sin motivo aparente, debido a que el cáncer ha debilitado el hueso y lo ha hecho vulnerable a las fracturas.
El tratamiento de este tipo de cáncer incluye una combinación de quimioterapia, cirugía y radiación. Con un diagnóstico precoz y el tratamiento apropiado, muchos de los niños que pueden padecerlo presentan buenas probabilidades de recuperación.